Trabajadores franceses ceden sus vacaciones a un compañero para que cuide de su hija enferma

Trabajadores franceses ceden sus vacaciones a un compañero para que cuide de su hija enferma
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Multitud de noticias son las que conocemos a diario a través de los medios de comunicación y que nos muestran el lado más cruel del ser humano e incluso su faceta más egoísta, dejando claro que únicamente se preocupa por sus necesidades y su vida y no por la de los demás. Sin embargo, afortunadamente para todos, hay personas solidarias que miran más allá de sus narices y de su ombligo. Se trata de personas que tienen en cuenta el sufrimiento del resto, que no quieren quedarse impasibles ante el mismo y que deciden ayudar al prójimo dentro de lo que son sus posibilidades.

Y eso último es lo que ha sucedido ahora en Francia, donde un hombre ha tenido el respaldo de sus compañeros de trabajo para que pueda cuidar a su hija enferma. Sigue leyendo y descubrirás el caso más a fondo.

Jonathan Dupré y su hija Naëlle

Jonathan Dupré es un hombre francés, que trabaja en una fábrica de cristales, que está casado con Marine y que tiene una hija llamado Naëlle. A esta el año pasado la vida le cambió cuando le diagnosticaron cáncer de riñón con tan sólo cinco años de edad.

La situación en la que se encontraba ese órgano llevó a que se la sometiera a una intervención quirúrgica para poder extirparle el tumor, que tenía un tamaño de 13 centímetros. La operación fue un éxito pero requirió, como era lógico, que comenzara un tratamiento de quimioterapia, para poder eliminar cualquier resto cancerígeno que quedara y para prevenir la aparición nuevamente de esta enfermedad.

Tratamiento y trabajo

El mencionado tratamiento era y es muy fuerte, por lo que se necesitaba que la pequeña Naëlle contara en todo momento con la ayuda y el respaldo de sus papás. De ahí que su madre no la dejara sola y que su padre pidiera en su empresa las vacaciones de manera anticipada, para así poder asistir a su hija tanto de día como de noche. Así, pudo estar junto a su hija pequeña durante los primeros compases de la quimioterapia, en los que esa tuvo que hacerle frente a los efectos secundarios habituales como pérdida del cabello, cansancio, exceso de mucosidad, dolores, llagas en las encías…

Sin embargo, esos días que Jonathan solicitó se le acabaron de forma rápida y eso hizo que, con toda la tristeza que sentía, tuviera que reincorporarse a su puesto para así no poder perderlo y mantener la economía familiar. Y es que en ese momento tan trágico para todos no se podía permitir quedarse sin empleo y sumar un nuevo problema al hogar.

Solidaridad en la empresa

El sufrimiento de Jonathan Dupré por no poder estar al lado de su hija en esos duros instantes del tratamiento de su pequeña no pasó inadvertido para sus compañeros de trabajo. Y es que día tras día lo vieron llorar y lamentarse de la situación.

Por eso, decidieron tomar una decisión. Lo que hicieron fue reunirse con el director de la empresa y, haciendo uso de la ley francesa que permite ceder días de vacaciones a un compañero de trabajo con el consentimiento de los directivos y por causas graves, otorgarle al sufrido papá sus propios días. Es decir, se pusieron de acuerdo y entre todos consiguieron sumar un total de 350 días para Jonathan, para que pudiera estar al lado de su hija durante el tratamiento del cáncer.

La reacción

Dupré no podía creer el acto de solidaridad y humanidad tan hermoso que habían tenido sus compañeros de trabajo, ante el que sólo ha podido manifestar su más sincero y profundo agradecimiento. Pero no únicamente lo ha hecho este padre sino también su esposa e incluso su pequeña Naëlle.

Así, la niña, que continúa luchando sin descanso contra esta dura enfermedad, no ha dudado en reconocer que está realmente feliz porque su padre pueda estar a su lado. En concreto, sus palabras han sido, tal y como ha publicado el periódico “Le Revéil”: “Estoy muy contenta de que papá pueda quedarse en casa conmigo”.

Desde luego que conociendo noticias tan hermosas y solidarias como esta parece que todos volvemos a confiar en la humanidad de nuestra sociedad que, en la mayoría de las ocasiones, parece estar sólo preocupada por el dinero, la imagen y el poder. Es un caso este, el de la pequeña Naëlle y su papá, que nos permite conocer no sólo lo fundamental que es el amor familiar sino también que todos tenemos nuestro corazoncito y ante casos de gravedad dejamos de pensar sólo en nosotros para hacerlo por los demás. Por eso, sólo queda desearle la mayor fuerza y suerte a la niña y a sus padres así como felicitar a los compañeros de trabajo de Jonathan por la decisión tan hermosa que han tomado.

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