Diccionario sobre la salud infantil. La H
Si nos sigues, sabrás que tenemos una serie titulada Diccionario sobre la salud infantil. Una serie con la que pretendemos que los padres puedan conocer todo el conjunto de enfermedades, trastornos, virus o infecciones que pueden experimentar sus hijos. De esta manera, sabrán cómo actuar en pro del bienestar de los pequeños.
Hoy este conjunto de artículos lo vamos a ampliar dando a conocer varios términos importantes que tienen en común que comienzan por la letra H:
Herpes zóster
El virus varicela zóster, el mismo que genera la varicela, es el que provoca este herpes que ahora nos ocupa. Básicamente es una erupción cutánea muy habitual en niños que se manifiesta además a través de otros síntomas. Entre estos podemos destacar desde sensación de picazón en dicha erupción hasta fiebre pasando por fatiga, dolor muscular o dolores de cabeza.
El pediatra será el que deberá realizar el diagnóstico y establecer el tratamiento adecuado. No obstante, lo habitual es que opte por recetar una crema para aliviar las molestias. Eso sí, también podrá ser oportuno, en función del estado del paciente, el empleo de medicamentos antivirales o de fármacos para bajar la fiebre.
Hidrocefalia
Este es otro de los términos de nuestro diccionario sobre la salud infantil que merece la pena conocer. Hace referencia a un trastorno que se identifica por el hecho de que el menor que lo padece tiene una acumulación excesiva de lo que es líquido cefalorraquídeo en el cerebro. Esto da lugar a que, entre otras cosas, cuente con una cabeza mucho más grande de lo normal.
Con hidrocefalia se puede nacer, pero también la misma se puede ir desarrollando progresivamente conforme se va creciendo. En este último caso, respondería al nombre de hidrocefalia adquirida.
Problemas en el desarrollo e incluso la muerte pueden ser las principales consecuencias que tiene dicho trastorno. Este, además de por el tamaño de la cabeza, va asociado a otras situaciones como son visión borrosa, vómitos, dificultades en relación a la memoria, problemas de equilibrio…
Cirugía y medicación son las dos principales herramientas del tratamiento existente para abordar la hidrocefalia.
Hiperactividad
Parece que en los últimos años se ha producido un notable aumento de la detección de hiperactividad en niños. Esta podemos establecer que trae consigo que el menor que la tenga realice desde acciones de manera impulsiva hasta que no deje de moverse. Eso sin olvidar que también presentará dificultades para concentrarse en algo en concreto o que presente problemas para atender durante un cierto periodo de tiempo.
Hipertiroidismo, un TDAH, trastornos del sistema nervioso central e incluso problemas emocionales son algunas de las principales causas que pueden llevar a tener hiperactividad. Para poder hacerle frente a la misma lo que se recomienda es proceder a que el pediatra pueda examinar al menor, estudiar su caso a fondo y realizar el diagnóstico certero.
En el caso de que indique que sí padece la situación, establecerá un tratamiento u otro en base a lo que la ha originado. De esta manera, se puede optar por usar medicación, por un tratamiento de tipo psicoterapéutico o bien por el empleo del método cognitivo.
No obstante, no hay que olvidar que también será útil recurrir a técnicas de relajación para niños hiperactivos, a actividades al aire libre e incluso a controlar su alimentación. Con esto último a lo que nos referimos es a que es necesario que se evite que ingieran dulces y chucherías, ya que el azúcar que tienen esos productos aumentan la energía de los menores.
Hipo
Todos hemos tenido más de una vez y de dos lo que es el hipo, el espasmo brusco del diafragma de manera repetida. No obstante, es cierto que quienes más lo suelen padecer son los recién nacidos. Eso es debido a que su sistema nervioso aún no está completamente maduro, a que toman el pecho con mucha ansia o a que les entra demasiado aire al mamar. Esto último se produce porque todavía no “controlan” la succión de la forma adecuada.
Es importante que si un bebé lo sufre, los padres no pierdan la calma porque es una situación normal y no les genera ningún tipo de molestia o de dolor. Que expulse los gases, ponerle el chupete o tumbarle sobre el lado derecho son algunas de las medidas que pueden ser efectivas para conseguir que deje de hipar.
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