Andalucía

Carta de Soto tras su polémico tuit contra Sánchez: «Es probable que deje la música por un tiempo»

El artista sevillano José Manuel Soto ha publicado este jueves una extensa carta en sus redes sociales en la que anuncia que, tras el linchamiento social y la anulación de algunos de sus conciertos a raíz de sus insultos vertidos contra Pedro Sánchez, es «probable» que abandone la música «por un tiempo».

El cantautor ha afirmado que aquel tuit publicado el pasado viernes le ha acarreado el «sinsabor» más «grande» de su vida: «Fue un exceso, sí, lo borré y pedí disculpas, pero el daño ya estaba hecho y una jauría mediática cayó sobre mí como si yo fuera un asesino, un violador o un golpista».

Tuit de José Manuel Soto.

El artista ha recalcado que no insultó a los votantes de Sánchez en general, sino a aquellos que apoyan «que estemos en manos de nuestros peores enemigos». Soto se ha mostrado «preocupado» por la situación política y social de España tras el resultado de las pasadas elecciones generales, que le dejaron «noqueado y estupefacto». El cantante da por buena su «penitencia» y anuncia que compensará a sus músicos y colaboradores por «los perjuicios ocasionados». Este miércoles ya advertía de que su próximo concierto en Utrera (Sevilla) podría ser «el último de su carrera».

Dudo que este comunicado sirva para algo porque he perdido la esperanza en la capacidad de crítica del pueblo español y también en la voluntad de perdonar errores cuando estos los comete alguien del bando ‘enemigo’, aunque se haya disculpado por ello.

Tengo 62 años y llevo 40 de ellos dedicándome a este bello oficio de escribir canciones y cantarlas, algo que espero que haya dado algún rato de felicidad a algunas personas. A mí desde luego me los ha dado, aunque también me he llevado algunos sinsabores, ninguno tan grande como el que tengo ahora.

No he llegado nunca a ser una gran estrella, pero en este tiempo he compuesto cientos de canciones, he grabado 20 discos, he dado alrededor de 2.000 conciertos (muchos de los cuales han sido benéficos, para causas sociales o solidarias de cualquier tipo) y le he dado una vida digna a mi familia con humildad, tesón y poniendo siempre buena cara a los malos tiempos, que de todo ha habido.

He sido testigo también de cómo la sociedad española ha ido evolucionando en las últimas décadas, en algunas cosas para bien y en otras claramente para mal. Es evidente que tenemos más calidad de vida y mayor nivel de igualdad de derechos, pero tampoco podemos obviar el hecho de que hemos ido degenerando hacia una peligrosa polarización política que nos llevó en el pasado a espantosos enfrentamientos.

Recuerdo cómo en los 80 convivíamos todos sin problemas: no se hablaba apenas de política y había en general una sociedad más abierta y más tolerante que la que tenemos 40 años después, fenómeno realmente curioso y digno de estudio. Éramos un país próspero y unido que asombró al mundo con una transición modélica que ahora parece que los que mandan se quieren cargar.

No me quiero extender demasiado, pero soy de los que están preocupados con la situación política y social de España y lo expreso frecuentemente en las redes sociales recibiendo a cambio innumerables insultos y amenazas. Creo que están sucediendo cosas muy graves y que el momento es muy delicado, y ante esa situación puedes optar por callarte o por expresar tu opinión, a riesgo de ser tachado de facha, nazi, machista, racista, homófobo o cosas por el estilo.

Yo ya estoy acostumbrado a esos insultos y no les doy demasiada importancia, pero a mi familia sí le preocupan y le incomodan, y en cierto modo le perjudican, ya que tengo hijos que quieren seguir mis pasos en la música y están pagando a veces en sus carnes estas tensiones de las que no son partícipes ni tienen culpa alguna.

Reconozco que el resultado de las pasadas elecciones me ha dejado noqueado y estupefacto, pues no podía creerme que el pueblo español respaldara a un tipo que ha perpetrado innumerables fechorías y pactos vergonzantes para permanecer en el poder a toda costa, vendiéndose a nuestros peores enemigos, colonizando la Justicia, cambiando el Código Penal para favorecer a sus socios, poniendo violadores en la calle o regalando el Sahara a Marruecos sin siquiera consultarlo con el Parlamento.

En este contexto, hace unos días me dejé llevar por un calentón y me acordé de la madre de Pedro Sánchez y de «aquellos que están de acuerdo con que España esté en manos de sus peores enemigos». Fue un exceso, sí, lo borré y pedí disculpas, pero el daño ya estaba hecho y una jauría mediática cayó sobre mí como si yo fuera un asesino, un violador o un golpista, ya me entienden…

Quede claro que no insulté a los votantes de Sánchez en general, sino a los que aprueban el hecho de que estemos en manos de nuestros peores enemigos. A mí me insultan también cuando alguien se suena los mocos con mi bandera, pitan al Rey, apedrean a la Guardia Civil o montan vergonzosos homenajes públicos a asesinos sanguinarios que jamás pidieron perdón por sus crímenes.

Mentar a la madre de alguien no está bonito, pero los españoles lo hacemos a diario en nuestras conversaciones desde tiempos de Cervantes, dejarlo por escrito es un error del que me arrepiento sinceramente y que me ha traído consecuencias en forma de anulaciones de conciertos y comentarios francamente desagradables que me han dejado el ánimo por los suelos.

Doy por buena la penitencia y espero que esto acabe aquí, porque no he matado a nadie ni me he quedado jamás con un duro que no fuera mío. Compensaré a mis músicos y colaboradores por los perjuicios ocasionados y esperaré a que todo esto se olvide. Me han llamado de todas las televisiones y medios en general y no he querido participar en ningún debate porque lo que quiero es pasar página y que esta tormenta pase cuanto antes.

A partir de ahora mantendré un perfil bajo en público y es probable que deje la música por un tiempo, algo que ya venía pensando desde hace unos meses debido a persistentes problemas vocales que me impiden disfrutar como antes. Tengo varios proyectos ilusionantes a los que quiero dedicar mi tiempo y mi energía, siempre relacionados con la creatividad y con mi amor por Andalucía.

Pido nuevamente disculpas a quien se haya sentido ofendido por mis palabras, el que insulta pierde la razón, aunque también hay gente que me ataca por haber pedido perdón (hay gente pa’ to’). Aprovecho también para agradecer el apoyo de muchos amigos y gente anónima, que en estos momentos es algo que no os podéis imaginar lo que reconforta. Estas ocasiones son las que nos sirven para valorar quiénes son los amigos de verdad y quiénes los que te abandonan cuando pintan bastos…

Estamos en un momento de calentamiento global y ojalá vengan pronto las lluvias y se refresque la atmósfera, en todos los sentidos, buena falta nos hace a todos.

Gracias.