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Parece Escocia pero estos pueblos están en Huesca: casas de piedra y enormes cascadas

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Sólo quedan unos día para que comience el verano, así que es un buen momento para organizar las vacaciones, prestando especial atención a los hoteles disponibles en el destino para disfrutar de unos días de descanso cómodos y agradables. La provincia de Huesca es sensacional, con pueblos que parecen atrapados en el tiempo y parajes naturales que te dejarán sin aliento.

En Huesca, se encuentran pueblos de montaña con una arquitectura típica pirenaica y un rico pasado medieval. Es una región llena de naturaleza, magia y contrastes que invita a ser recorrida con calma. Descubrir los pueblos más bonitos de Huesca es una experiencia gratificante y enriquecedora que seguro te encantará disfrutar durante tus vacaciones.

Alquézar

Alquézar ofrece un rico patrimonio histórico en medio de un entorno natural impresionante dentro del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. En el casco antiguo, destacan el imponente castillo y la colegiata de Santa María la Mayor, la cual es el monumento más visitado de la comarca y cuenta con un claustro adornado con capiteles románicos y un órgano histórico. Además, la zona alberga numerosas ermitas que merecen una visita.

Este destino es perfecto para los amantes de la aventura, ya que ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, como el descenso de cañones, el senderismo, las rutas a caballo y el ciclismo de montaña. Además, en el Parque Cultural del Río Vero se pueden admirar muestras de arte rupestre declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Torla-Ordesa

Rodeado por las aguas frías del río Ara y vigilado por la majestuosa presencia del Mondarruego, cuyo pico adquiere un tono rojizo al atardecer, el casco urbano de Torla alberga una magnífica muestra de la arquitectura típica del Alto Aragón. Junto a la iglesia de San Salvador y los restos del antiguo castillo medieval, que ahora funciona como Museo Etnológico, las encantadoras calles de Torla revelan numerosas casas solariegas de gran valor histórico.

Explorar Torla implica pasear por sus calles medievales, descubrir las curiosidades arquitectónicas como las espantabrujas y las tizoneras, y maravillarse con las imponentes casas solariegas que dan testimonio del pasado noble del pueblo. La Plaza Mayor, centro neurálgico de la vida social desde tiempos remotos, ofrece un remanso de paz y un punto de encuentro para los vecinos y visitantes por igual.

Boltaña

En el pintoresco valle del Ara se encuentra la encantadora población de Boltaña, que cautiva desde el primer instante con su casco antiguo y su entorno natural. El Castillo de Boltaña, construido en el siglo X con fines defensivos, es uno de los principales atractivos arquitectónicos de la localidad. Aunque ahora se encuentra en ruinas, su estructura militar, con murallas y una torre de vigilancia, evoca su pasado histórico. La fortaleza, envuelta en leyendas de brujería y aquelarres, ofrece unas vistas impresionantes desde lo alto de la colina.

Otro punto de interés es la Colegiata de San Pedro, una imponente iglesia de estilo gótico aragonés con elementos renacentistas, que data del siglo XVI. Su nave central abovedada y su torre campanario son impresionantes, y su interior alberga tesoros como la sillería del coro del siglo XVIII y el retablo de la iglesia de San Lorenzo de Morillo.

Aínsa

Declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1965, Aínsa cuenta con numerosos puntos de interés turístico. El punto neurálgico es la porticada Plaza Mayor, donde se rememora el triunfo de las huestes del rey García Ximenez sobre el ejército sarraceno. Aquí se encuentra la Iglesia románica de Santa María, considerada uno de los mejores ejemplos del románico del Alto Aragón.

El Castillo de Aínsa, cuya parte más antigua, la torre del Homenaje, se contruyó sobre restos árabes del siglo XI, alberga el Eco Museo Centro de Visitantes. Por otro lado, la Iglesia de Santa María de Aínsa, construida a finales del siglo XI y principios del XII, es uno de los templos más singulares del Sobrarbe, con un claustro adosado de planta irregular y una torre del siglo XI de función religioso-militar.