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Descubre el ‘pequeño Edén’ ibérico en el corazón de este parque natural andaluz

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Entre la Sierra de Grazalema y la Punta de Tarifa se extienden una serie de sierras de altitud media, que varían desde unos pocos cientos de metros sobre el nivel del mar en las cercanías de Tarifa hasta los 1.091 metros del Aljibe.  Aunque la topografía de la región no es muy accidentada, en la zona meridional se forman estrechos valles de origen fluvial conocidos como «canutos». Estos enclaves son muy singulares en Europa, conservando restos de vegetación relicta del Terciario.

Entre los 300 y 900 metros de altitud se extiende el «reino del alcornoque», con las formaciones más importantes de esta especie en la Península Ibérica. Estos bosques se mezclan con brezo, brecinas, aladiernos, entre otras especies. Estos bosques mediterráneos son una de las mejores y más extensas manifestaciones del primitivo paisaje vegetal mediterráneo. La fauna en esta zona es igualmente diversa, albergando hasta 250 especies de vertebrados. Entre los mamíferos destacan el meloncillo, corzo morisco, gineta, nutria y jabalí. Las aves rapaces también son numerosas e incluyen especies como el águila calzada, alimoche y búho real, además de una importante colonia de buitre leonado.

Parque Natural de Los Alcornocales

Los canutos son formaciones particulares de bosques galería que se encuentran en los encajonados valles de varias sierras destacadas en España, como la Sierra de Grazalema. Estos bosques se desarrollan en regiones donde las sierras están cercanas al mar, facilitando que los vientos húmedos procedentes del Estrecho se eleven rápidamente y se enfríen, lo que resulta en un ambiente de alta humedad.

Albergan una biodiversidad única y por crear microclimas frescos y húmedos dentro de un entorno mediterráneo generalmente seco. Estos ecosistemas son importantes no sólo por su belleza natural, sino también por la conservación de especies vegetales y animales adaptadas a estas condiciones específicas de humedad y temperatura.

En la provincia de Cádiz, los bosques de galería se encuentran en el corazón del Parque Natural de los Alcornocales, concretamente en la región cercana al mar que propicia un ambiente de elevada humedad. Estos bosques, conocidos como canutos, son conocidos por albergar especies vegetales características de la flora terciaria europea, creando un contraste frondoso dentro del paisaje seco típicamente mediterráneo.

Estos canutos son similares a los bosques tropicales por su exuberancia, albergando una variedad impresionante de especies como helechos de gran porte, rododendros, alisos, fresnos, sauces y laureles. La presencia de precipitaciones elevadas favorece la formación de un microclima dentro de estos bosques, con temperaturas más frescas y una humedad que recuerda a ambientes amazónicos, según describe Joaquín Araújo en su libro «Bosques Imprescindibles de España».

Un ejemplo destacado es el canuto del río de la Miel en Algeciras, dentro del Parque Natural del Estrecho, donde se puede experimentar este microclima y admirar la biodiversidad única del lugar.

El acceso a estos bosques se realiza desde la autovía A-381 (Jerez-Los Barrios), tomando la salida 77 y luego avanzando por una pista forestal que conduce al inicio del sendero. Este recorrido circular de 4,7 km ofrece una experiencia inmersiva en un entorno natural bien conservado, con una señalización adecuada y una dificultad media que permite disfrutar del paisaje y la flora características del lugar.

Flora y fauna

El Parque Natural de Los Alcornocales, como indica su nombre, alberga la mayor extensión de alcornoques de la Península Ibérica. Estos árboles, conocidos localmente como «mojeas», prosperan en ambientes soleados junto con madroños, labiérnagos y aladiernos. En las zonas más sombrías, conviven con el quejigo morisco y proporcionan hábitats ideales para numerosas especies de setas.

En las cotas más bajas, se encuentran los «bujeos», pequeños enclaves que conservan características de los antiguos bosques de acebuche, intercalados con brezos, palmitos, cultivos y ganado vacuno, incluyendo retintos y toros de lidia.

La proximidad del Estrecho de Gibraltar favorece una rica diversidad aviar, con hasta 18 especies de rapaces y numerosas aves pequeñas que sobrevuelan los cielos o encuentran refugio en sus acantilados. Pero son los anfibios y reptiles, incluyendo la mitad de las especies de la Península Ibérica, así como los 11 tipos de murciélagos que habitan en sus grutas, los que destacan en el ecosistema.

En las cumbres, las cabras montesas dominan el paisaje, mientras que en los bosques conviven el corzo morisco con ginetas, tejones y meloncillos. Sin embargo, el verdadero protagonismo botánico lo ostenta la laurisilva, un tipo de bosque subtropical que parece anclado en el tiempo. Los alisos en los bordes de los canutos impiden que la luz llegue al fondo de los barrancos, donde la humedad favorece la presencia de especies singulares como el rododendro, el laurel, el avellanillo, el durillo, el acebo y helechos poco comunes en estas latitudes.

Además, las aguas del Hozgarganta son hábitat de la nutria, mientras que por encima de ellas vuelan mirlos, martines pescadores y numerosas libélulas y tricópteros, indicadores de la calidad de los cauces hídricos presentes en la región.