La Policía resuelve el asesinato de un joven al hallar su coche emparedado en la casa de sus asesinos
El jefe de La UDEV del Cuerpo Nacional de Policía de Murcia explica a OKDIARIO los detalles de una investigación récord: 4 días y 80 agentes para resolver un asesinato.
“Llevábamos un año investigando una organización criminal dedicada al tráfico de drogas instalada en Pinoso, Alicante, y que realizaba labores de distribución y tráfico en varias localidades alicantinas, murcianas e incluso en Valencia.” Quien habla es Marcos Castro, inspector jefe y responsable de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional en Murcia. Para el inspector jefe Castro y para sus hombres, una operación más. Importante, sí, pero una banda más a la que dejar fuera de circulación después de muchos meses de intenso trabajo que culminó el pasado jueves 5 de noviembre. Pero en esta operación iban a encontrarse con un plus inesperado para todos y que hizo necesario un despliegue policial como pocos.
“Al estar investigando a un grupo especializado en el tráfico de drogas los registros siempre se realizan bajo la premisa de que debe haber zulos o caletas ocultos en los que los detenidos esconden la sustancia, y eso fue lo que hicimos, fijarnos bien en aquellos lugares que pudieran estar preparados exprofeso para ese cometido”. Y por eso los agentes de la UDEV en uno de esos registros para detener a la citada banda se fijaron en un muro de una de sus viviendas. El lugar era una casa de dos plantas con un patio trasero, y en ese patio uno de los muros tenía un aspecto extraño “parecía que lo acababan de construir”, puntualiza Castro.
Y efectivamente, así era, el muro desentonaba con el resto de la vivienda por su aspecto reciente. Los investigadores comenzaron a picar con cierto cuidado en el muro en cuestión y lo que vieron fue tan sorprendente como llamativo: ¿qué hacía el faro de un Audi A4 dentro del muro de una casa de narcotraficantes? Un descubrimiento así no podía augurar nada bueno.
“Comprendimos muy pronto que íbamos a necesitar más agentes y especializados para acometer lo que estábamos a punto de sacar de esa pared, un montón de piezas desguazadas de lo que parecía un coche casi completo emparedado en un muro”.
De repente un grupo de policías que iban a desarticular una banda de traficantes de droga se encuentran con un coche que solo podía estar emparedado literalmente en una pared por haber estado involucrado en un delito gravísimo. Y es este era el caso.
“Lo primero era averiguar quién era el propietario de ese coche así que consultamos el número de bastidor y ahí vino la sorpresa”. El coche era propiedad de José Alonso Marín, un joven de 35 años desaparecido en junio de 2019 en Moratalla, Murcia. Fue una de esas desapariciones de Alto Riesgo que llevaban de cabeza a los investigadores de la zona y a la familia del joven desaparecido. El caso estaba a punto de convertirse en un caso de homicidio, el del crimen de José Alonso.
El panorama obligó al jefe de la investigación a involucrar en el caso a 80 agentes de policía de diferentes disciplinas: La Unidad de Análisis de la Conducta debería reorientar los interrogatorios del narcotráfico a un posible asesinato, agentes de Seguridad Ciudadana con perros adiestrados en la localización de cadáveres, agentes de Homicidios, Policía Científica y el GOIT, este último un eslabón especialmente importante en este caso. El Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas deja literalmente cualquier escenario como un queso gruyere… si hay algo escondido en un escenario criminal, El GOIT lo encuentra. Y así lo hicieron, sacando de esa pared un casi un centenar de piezas con las que casi se podría montar el Audi A4 de color azul de su propietario desaparecido. “Solo echamos de menos unas cuentas piezas que tal vez hayan acabado en el mercado negro”, explica Castro a OKDIARIO.
Pero tener el coche de una persona desaparecida dentro del muro de unos narcotraficantes no es haber resuelto una desaparición, ni de lejos. “Necesitábamos localizar al desaparecido que era más que evidente que había sido víctima de un delito violento. Afortunadamente uno de los detenidos decidió contarlo. Es cierto que llevamos un año tras esta banda pero al final por un golpe de azar también hemos resuelto un asesinato ”. Apenas horas después de haber sido detenido uno de los miembros de la banda derrotó y confesó el crimen de José Alonso, conduciendo a los investigadores a la zona donde había escondido el cadáver de José Alonso con la ayuda de otras personas.
A falta de la confirmación científica, los agentes desenterraron unos huesos en la sierra, entre Yecla y Moratalla, a unos 300 metros de una carretera local. Todo apunta a que José Alonso fue víctima de un robo que acabó en asesinato. Los investigadores creen que, cometido por al menos tres personas, incluido el que confesó el paradero del cuerpo. A falta de lo que digan las pruebas de ADN la familia del desaparecido ya sabe qué sucedió. 18 meses de incertidumbre resueltos en 4 días. El crimen de José Alonso es desde hoy ya un caso policialmente cerrado.
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