Torceduras de tobillo y otras lesiones del running. ¿Frío o calor para aliviar el dolor?
El 31 de diciembre más de 42.000 corredores se dan cita en la popular San Silvestre Vallecana de la que Quirónsalud es por sexto año consecutivo Healthcare Partner
Llega el 31 de diciembre y muchos estarán pensando en terminar el año corriendo la popular San Silvestre Vallecana. Pero, ojo, porque para participar en una carrera de fondo como esta no vale sólo con tener el dorsal. Es recomendable prepararse físicamente con semanas de antelación, contar con un equipo deportivo adecuado, y adaptado a las bajas temperaturas que se registran ese día, y por supuesto, calentar correctamente antes de empezar.
Con todo esto, y a pesar de habernos preparado concienzudamente, siempre cabe la posibilidad de que podamos sufrir un accidente. En caso de lesión durante una carrera como la Nationale-Nederlanden San Silvestre Vallecana, siempre podremos acudir a cualquiera de los 32 puntos medicalizados que Quirónsalud (que actúa como Healthcare Partner de esta competición por sexto año consecutivo) tendrá estratégicamente situados a lo largo de todo el recorrido, pero en caso de tener que asistirnos nosotros mismos, en cualquier otro momento, debemos estar preparados y saber bien cómo actuar ante una lesión.
¿Cuáles son las lesiones más habituales de un runner?
Correr es uno de los deportes más completos, pero también uno de los que más lesiones produce. Si no somos runners habituales, puede que nuestro cuerpo no esté bien preparado para la carrera a la que vamos a someterle: desde el peso hasta la postura, pasando por una mala pisada o un entrenamiento inadecuado, elevan el riesgo de sufrir una lesión, o incluso, agravar una previa. Entre las más habituales están la fascitis plantar, la tendinitis y la temida torcedura de tobillo, o en los peores casos, el esguince.
Cómo actuar en estos casos dependerá del tipo y la gravedad de la lesión a tratar y, sobre todo, nos aclara desde el Hospital Quirónsalud San José, el jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, Ghassan Elgeadi, del «tiempo transcurrido desde el accidente».
Me he torcido un tobillo ¿Aplico frío o calor?
Por lo general la aplicación de frío (crioterapia), es para las lesiones recientes, también conocidas como agudas, y al contrario de la creencia popular de que sólo ha de mantenerse durante las primeras 24-48 horas, métodos como el RICE: rest-ice-compression-elevation (o lo que es lo mismo: reposo, hielo, compresión y elevación), han comprobado la eficacia de combinarlo con el calor.
«Mientras que el reposo protege el músculo, el hielo va desinflamando y ayuda a controlar el dolor. Por su parte la compresión y la elevación disminuirán el edema. En caso de esguinces y torceduras también está indicado aplicar hielo durante las primeras 24/72 horas, pero si el dolor persiste, será necesario también aplicar calor de manera alterna», asegura el Dr. Elgeadi.
Por su parte el calor (termoterapia), se aplicará en molestias crónicas y dolores musculares, así como esguinces, torceduras y distensiones, pero siempre al menos 72 horas después de la lesión, ya que contribuye a la relajación de la tensión muscular y el espasmo. El calor ayuda además a relajar el sistema nervioso y contribuye a reducir el estrés.
¿Cómo aplicar frío sobre una lesión?
En caso de lesión, tanto el frío como el calor han de aplicarse de forma correcta para no correr riesgos. El frío puede administrarse de manera húmeda, mediante compresas o baños, y en seco, con las típicas bolsas de hielo.
El experto recuerda además que “en ambos casos debe observarse muy bien el estado de la piel antes de administrar frío”. Por ejemplo, nunca debe aplicarse humedad sobre heridas abiertas o pieles muy sensibles o alérgicas, y en caso de tener que aplicar hielo, este nunca debe entrar en contacto directo con la piel. Lo más adecuado es rodear el paquete de hielo con un trapo o gasa y alternarlo entre periodos de descanso de entre 15 y 20 minutos durante no más de dos horas.
¿Cómo aplicar calor sobre una lesión?
Las instrucciones para el calor son exactamente las mismas que las del frío. Su aplicación puede ser húmeda, con compresas o agua caliente; o seca mediante bolsas de agua caliente, o los sacos térmicos (rellenos de semillas que se calientan en el microondas) y al igual que con el frío, debe aplicarse con intervalos de descanso y observando siempre muy bien el estado de la piel.
Por supuesto, insiste el Dr. Elgeadi, «no debe nunca aplicarse calor en heridas sangrantes» (la temperatura aumenta el flujo sanguíneo) y «hay que tener especial cuidado en zonas donde el hueso sea especialmente prominente», por ser zonas en las que hay menos piel. Los omóplatos, coxis, isquiones, corvas de las rodillas, talones y codos son zonas problemáticas en las que se podrían formar lesiones cutáneas.
Dese Quirónsalud recuerdan que es importante seguir todos estos consejos, y sobre todo acudir siempre a profesionales en caso de duda ya que, de lo contrario, las lesiones podrían empeorar.
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