Las lesiones entre jugadores de raqueta se disparan: por qué hay más casos del codo de tenista
La epicondilitis afecta ya hasta el 3% de la población, tanto en hombres como mujeres
La Real Federación Española de Tenis (RFET) estima que hay alrededor de 3 millones de jugadores de tenis en el país, lo que se traduce en incremento en el número de licencias de tenis: un 15% por año. A lo largo de 2024, este aumento llevó el total de licencias a 80.318, un nivel que no se había alcanzado desde 2016.
Cuando comparamos el número de federados de tenis en España con otros deportes de la raqueta, como el pádel, el tenis parece que se ha quedado atrás: 96.561 licencias de pádel frente a más de 100.000 aproximadamente. Todo esto, sin contar con el aterrizaje en nuestro país del juego de moda en EE.UU: el ‘pickelbal’, que ya se ha asentado en algunos puntos de Cataluña y Andalucía, y gana adeptos en el resto del país.
Algunos pronostican que el ‘pickleball’ no tardará en hacerle la competencia al mismísimo pádel. Es un deporte muy divertido, mucho más barato de practicar que el tenis y que el pádel y con la característica que ha hecho el paddle más popular que el tenis: el nuevo jugador se empieza a divertir desde el primer momento, cosa que destacaban los aficionados del pádel en comparación con el tenis, que es muy técnico y exige mucha destreza para llegar al punto de disfrutar de un partido. También hay un buen crecimiento del tenis de mesa, mientras que se han estabilizado el número de licencias del bádminton y el squash parece que sigue perdiendo posiciones.
Como documenta un estudio de la ‘Revista internacional de cirugía ortopédica y cuidados ortopédicos’, «el desarrollo de la ciencia del deporte y la comercialización de los deportes de raqueta en los últimos años han centrado la atención en la mejora del rendimiento y esto ha llevado a un estudio y una comprensión más detallados de todos los aspectos de los deportes de raqueta».
Los aspectos que pueden influir en el desarrollo de lesiones varían desde los fisiológicos, la biomecánica, la nutrición, el descanso, entre otros, documenta la publicación.
Manuel Villanueva, traumatólogo y director médico de Avanfi recuerda que los patrones de algunas lesiones reflejan los cambios en el entrenamiento, los estilos de juego más agresivos, las modificaciones del agarre y la biomecánica. En este sentido, el desarrollo de golpes naturales, de derecha, con el brazo y la muñeca abierta, y el tipo de deportista y sus capacidades físicas contribuyen. «A medida en que se hace popular un deporte, acceden a él personas con peor preparación, que lo utilizan para mantener la forma física, divertirse o eliminar el estrés, sin una preparación específica que les permita prevenir algunas lesiones», recalca el experto
El doctor Fahandezhi, especialista en microcirugía y cirugía del miembro superior de Avanfi reconoce: «Todas estas causas, están provocando un aumento en el número de lesiones en estos deportistas, profesionales o aficionados. Y una de las más frecuentes es la epicondilitis, conocida más popularmente como codo del tenista».
Codo de tenista
La articulación del codo está compuesta por tres huesos: el de la parte superior del brazo (húmero) y los del antebrazo (radio y cúbito). En la parte interior del codo, el húmero tiene una protuberancia ósea, llamada epitróclea, donde se originan los músculos de la zona interior o medial del antebrazo. La protuberancia ósea en la parte externa del húmero, en la cara lateral del codo se llama epicóndilo. Ahí se originan los músculos epicondíleos que van por la cara dorsal del antebrazo y tienen funciones de extensión de la muñeca y supinación (girar la mano hacia arriba), y que son fundamentales en los deportes de raqueta, o en otras actividades.
Estudios recientes demuestran que el codo de tenista suele ser consecuencia del daño en un músculo específico del antebrazo, el músculo extensor carpi radialis brevis (ECRB). El ECRB ayuda a estabilizar la muñeca cuando el codo está recto y se encuentra lesionado prácticamente en el 100% de las ocasiones. En un 35% de casos, se afecta el 1/3 anterior del extensor común de los dedos. Esto ocurre, por ejemplo, durante un tiro de fondo en tenis. Cuando el ECRB está debilitado por demasiado uso, o por microtraumatismos repetidos, se forman microdesgarros en el tendón, donde éste se ancla al epicóndilo lateral. Esto provoca dolor e impotencia funcional.
Síntomas
Normalmente, destacan los expertos de Avanfi, en la mayoría de los casos, el dolor inicial es leve y empeora lentamente con las semanas o meses. Generalmente, ninguna lesión específica se asocia al comienzo de los síntomas. Los signos y síntomas frecuentes del codo de tenista incluyen los siguientes:
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- Dolor en la región externa del codo
- Poca fuerza de agarre
- Algunas veces, dolor por la noche
- Limitación para hacer fuerza o maniobras que exijan la extensión de la muñeca o la supinación: raqueta, conducir moto o bici, uso de teclados, etc.
El doctor Villanueva puntualiza: «Entre las lesiones de codo, la epicondilitis o «codo de tenista» es la afección más frecuente. De hecho, afecta entre el 1% y el 3% de la población general, tanto del sexo femenino como masculino, especialmente entre los 30-40 años».
En general, todas las personas que realizan movimientos repetitivos de las manos pueden padecerla. Deportes como el tenis, paddle, squash o esgrima, y profesiones como los pintores, músicos, carpinteros, mecánicos, chapistas, carniceros o maestros que escriben mucho en la pizarra pueden favorecer su aparición.
Además, el uso excesivo del ordenador, durante horas y horas, en malas posturas, son otra causa reciente de epicondilitis, enmarcándose en lo que se conoce desde hace tiempo como las nuevas tendinopatías. Es más frecuente el codo de tenista en la población normal que comparándola con la población más deportista, afirma el Dr. Villanueva.
El Dr. Fahandezh remarca que, en casi uno de cada 4 casos de epicondilitis que no responden a tratamiento médico y conservador, puede existir una irritación o compromiso dinámico del nervio interóseo posterior, que se atrapa por el desarrollo de la musculatura supinadora, originando un dolor más bajo o distal, en el antebrazo, a unos 5 cm del epicóndilo, que se caracteriza porque arde, y que requiere otros tratamientos.
Tratamiento Conservador
«Incluye el uso de medicación, rehabilitación con ejercicios de fortalecimiento concéntrico excéntrico, e infiltraciones con corticoides o antineuríticos, si existe el componente de compromiso nervioso. También, la aplicación de PRFC (plasma rico en factores de crecimiento), EPI (electrolisis percutánea intratisular), proloterapia (en ciertas reacciones hipervasculares), la toxina botulínica o las ondas de choque en determinados casos se usan en su tratamiento», puntualizan los especialistas. Si, finalmente, las medidas conservadoras fracasan, está indicada la cirugía.
La cirugía convencional se realiza con isquemia del brazo (dejarlo sin riego), mediante una técnica abierta o con la técnica artroscópica de codo. El objetivo es mediante una técnica u otra, seccionar la inserción del tendón del músculo «extensor carpi radialis brevis» en el epicóndilo (tenotomía). Si fuera necesario, la operación se puede completar con perforaciones del epicóndilo, para aumentar el sangrado y estimular la reparación tisular, ilustran ambos especialistas.
Tratamiento con cirugía ecoguiada
La cirugía ecoguiada ultra-mínimamente invasiva es una nueva forma revolucionaria de operar. Esta técnica es aplicable a muchas patologías frecuentes en cirugía de mano como son el síndrome del túnel del carpo, la enfermedad de Dupuytren, el dedo en resorte. En miembro inferior se aplica al tratamiento de la fascitis plantar, alargamiento de gemelos, síndrome del corredor, síndrome del túnel del tarso, síndrome compartimental crónico de esfuerzo, cadera en resorte, entre otras indicaciones. En la cirugía ecoguiada ultra mínimamente invasiva, el especialista puede ver su bisturí o el instrumental quirúrgico sin abrir, con el ecógrafo, a través de la piel, afirman los doctores Villanueva y Fahandezh.
Las ventajas de la cirugía ecoguiada ultra mínimamente invasiva de la epicondilitis son que se realiza con anestesia local, bajo control ecográfico, sin isquemia del brazo y sin necesidad de dar puntos al utilizar incisiones de 1 mm. Por todo lo expuesto y debido a la baja agresividad de la técnica, la operación es ambulante.
En cuanto a la rehabilitación post-quirúrgica, no requiere inmovilización, aunque sí reposo relativo, según las molestias, durante unos días o semanas. Este período de reposo variará según la causa última de la lesión, sobre todo si es profesional. Se puede completar el procedimiento con la infiltración de plasma rico en factores de crecimiento (estimulan la reparación tisular ) y ejercicios progresivos de fisioterapia, enfatizan los especialistas.
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