A. Holdoway: «Uno de cada tres pacientes con cáncer tiene que dejar el tratamiento por pérdida de peso»
"Cuando una persona está malnutrida, todos los sistemas del organismo se ven afectados"
La desnutrición afecta al 80% de pacientes con cáncer en fases avanzadas
Anne Holdoway es doctora en nutrición por la Universidad de Bath (Reino Unido), con 30 años de experiencia en el sistema sanitario británico y la sanidad privada.
Hemos hablado con ella de las soluciones a los problemas de nutrición de los pacientes con cáncer para que los tratamientos sean mejor tolerados y la calidad de vida sea óptima a largo plazo.
Pregunta.- Parece que la pérdida de peso es la norma en los pacientes con cáncer, aunque quizá no se hable mucho de esta cuestión ¿Podría decirnos a qué porcentaje de pacientes afecta?
Respuesta.- Los problemas de nutrición, incluyendo la pérdida de peso y la falta de apetito son muy prevalentes entre personas con cualquier tipo de cáncer, y pueden presentarse en cualquier momento, incluyendo fases posteriores al tratamiento.
Un reciente estudio de Ipsos y Nutricia en siete países europeos (incluyendo España), mostró que seis de cada 20 pacientes pierden peso. Estas cifras coinciden con otros estudios publicados en revistas científicas. La pérdida involuntaria de peso puede presentarse en cualquier tipo de cáncer, pero es más frecuente en los que afectan al sistema digestivo, incluyendo los de cabeza y cuello. También puede tener lugar en cáncer de mama, un tipo de tumor del que no necesariamente pensamos que vaya a presentarse.
P.- ¿Cuáles son sus consecuencias?
R.- En el sondeo de Ipsos se ha visto que el 60% de los pacientes pierden más del 10% de su peso corporal, lo que desde el punto de vista clínico es una cantidad significativa. Sabemos que la pérdida de peso y la ingesta pobre puede ser problemática para el individuo, pero también puede tener como resultado toxicidad, interrupción de la terapia y respuesta insatisfactoria (incluyendo la recuperación de la cirugía). Esto puede afectar al pronóstico, que incluye los resultados esperados y la supervivencia. En el sondeo uno de cada tres pacientes tuvo que dejar el tratamiento por la pérdida de peso.
P.- ¿Hay consecuencias en otros aspectos, la salud mental, respiratoria o cardiovascular?
R.- Cuando una persona está malnutrida, todos los sistemas del organismo se ven afectados, incluyendo el sistema cardiovascular, la función respiratoria, el sistema inmunológico, los músculos (por tanto el movimiento, la fuerza), e incluso la salud mental y el bienestar psicológico.
Hay muchos problemas relacionados con la nutrición y los alimentos que pueden presentarse en el cáncer, tales como la pérdida de apetito, sentirse lleno tras haber comido cantidades muy pequeñas, dificultades para tragar, pérdida del gusto y sequedad de boca. Estos problemas tienen un impacto negativo en nuestro bienestar psicológico, alterando los horarios de las comidas y el disfrute y las interacciones sociales que suelen dares durante esos momentos.
La pérdida de peso no deseada y el deterioro de los músculos pueden tener un impacto grave en la capacidad de una persona de participar en actividades cotidianas.
P.- ¿Es posible que en el entorno del paciente se pase esto por alto, pensando más en la evolución de la enfermedad, como podríamos hacerlo todos?
R.- Comer y beber es tan importante para muchos de nosotros, es parte de nuestro modo de vida y de nuestras interacciones sociales. La comida es muchas veces un signo de amor y de cuidados, pensemos en cómo se usa la comida en las celebraciones. Por tanto, la pérdida de peso, la falta de apetito y los problemas para comer que se presentan durante el tratamiento del cáncer son causa de preocupación no solamente para el paciente, sino para sus familias y seres queridos. El sondeo de Ipsos y otros estudios han mostrado que la nutrición es muy importante para todo el entorno del paciente.
P.- ¿Cómo suele abordarse esta cuestión en la clínica?
R.- Preservar el músculo, no únicamente el peso, se considera un objetivo clave para mejorar los resultados del tratamiento y la calidad de vida.
Existen soluciones, el abordaje más frecuente cuando se puede comer y beber pero se limitan las cantidades son los consejos nutricionales con o sin suplementos orales. Se trata de alimentos sólidos o preparaciones líquidas y productos del estilo de ‘postre’ que pueden elaborarse a gusto de las preferencias del paciente para satisfacer sus carencias nutricionales. Usados junto a consejos sobre alimentación pueden transformar a la persona, ayudando a que mantenga su fuerza y bienestar.
Si la ingesta es insuficiente o no es posible pero el tracto digestivo funciona, se puede ofrecer alimentación con sonda. Si el tracto digestivo no funciona, por vía intravenosa.
P.- ¿Es este un protocolo que requiere consulta con un nutricionista?
R.- La intervención nutricional a tiempo puede mejorar el estado nutricional, la composición corporal (proporción entre músculo y grasa), la función, aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida en el viaje que supone tratar y superar un cáncer, además de incrementar la supervivencia. Es importante que todos los aspectos relacionados con la nutrición se aborden con el equipo de profesionales que atiende a las personas con cáncer, ya que pueden proporcionar estrategias para solucionarlos.
Los expertos en nutrición, como los dietistas, son los más capacitados para proporcionar apoyo y consejo tanto a los individuos como a sus familiares y ofrecer fórmulas sobre pautas alimenticias especiales si fuera necesario. No todo el mundo tiene acceso a un nutricionista, pero tendrá el apoyo de su equipo médico, incluyendo médicos y personal de enfermería.
Animo a los pacientes y a sus familiares a hablar de estas cuestiones con un miembro de ese equipo para que puedan recibir el apoyo o la orientación a los servicios que pueden necesitar y las fuentes de confianza para informarse.
El conocimiento sobre nutrición puede variar dentro de ese equipo, ya que la falta de formación en materia de nutrición en las facultades de medicina y enfermería es un problema en todo el mundo, pero lo cierto es que en la práctica clínica diaria vemos el poder de la nutrición para mejorar las vidas de los que viven con cáncer.
En muchos países faltan dietistas o expertos en nutrición para atender a todos los afectados, pero los médicos y enfermeros deberían tener acceso a recursos de calidad y basados en la evidencia científica a través de los expertos en nutrición cuando las necesidades son más complejas, o si las primeras intervenciones no han surtido el efecto deseado y hace falta un profesional más especializado.
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