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¿Existe la Navidad perfecta?: estos son los consejos de los psicólogos para evitar falsas expectativas

¿Qué conviene más, dejarse llevar o poner freno a las demandas de socialización?

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

¿La Navidad perfecta existe? La respuesta podría ser afirmativa. Así es que sí, pero no se repite todos los años. Esto por lo que respecta a los adultos. Para los niños es otra cosa. Estas fiestas significan magia, ilusión, luz, alegría. Son días especiales para ellos y, por ese motivo, padres, abuelos, tíos, todos se esfuerzan al máximo en convertirlas en inolvidables, en un buen recuerdo con el que identifiquen, para siempre, su infancia.

¿Y qué sucede con los mayores? Que, además, por supuesto, de los gustos y preferencias de cada uno por este mes de diciembre, existen las expectativas. Esto es, lo que uno espera encontrase, que, como se sabe, no siempre coincide con lo que se va a encontrar.

Así, tener una Navidad feliz dependerá mucho, explica la psicóloga Pilar Conde, de cómo sean esas expectativas y, sobre todo, de cómo las gestionemos. No nos irá demasiado bien, advierte la psicóloga, si tenemos el listón de la felicidad muy alto, si pensamos en que las fiestas van a ser un remanso de paz y dicha. Si, además, somos rígidos y poco capaces de adaptarnos a los hechos, tal como vengan, la cosa se presenta mal.

En este sentido, las celebraciones no se diferencian mucho del resto de áreas de la vida, sólo que quizá, por la transmisión, generación a generación de ese mito de la Navidad perfecta, sea más difícil asumir cambios de plan, inconveniencias, disputas familiares, etc. «Como en todas las esferas de nuestras vidas, las exigencias, el control, el no tolerar la frustración, no abrirse a la experiencia presente tal como viene, puede derivar en ansiedad, en insatisfacciones, produciendo emociones de valencia negativa como la culpa, la tristeza».

Así pues, la aspiración a la máxima felicidad puede contaminar la Nochebuena, el fin de año y todo lo que se celebre.

Otro asunto que puede ser desencadenante de malestar es la economía. En estos días, sobre todo cuando hay pequeños en la familia, se realiza un desembolso mayor que la mayoría de los meses, y no todos los presupuestos se ajustan a las expectativas de regalos. El consejo de la experta en este punto es planificar y establecer límites para sentirse cómodo con sus posibilidades, evitando toda interferencia ajena.

El realismo se impone aquí frente a la magia, pero tratando de mantener intacta la ilusión de los niños.
Otros consejos para una Navidad feliz:

Por último, desde Clínica Origen, ¿qué conviene más, dejarse llevar o poner freno a las demandas de socialización? Pues, una vez más, la virtud está en el punto medio: «es importante fluir y permitirse disfrutar, pero sin que derive en estrés». Decir no es aquí también necesario, aunque se defrauden otras expectativas, las ajenas.