dermatología

Éstos son los alimentos que potencian el bronceado y protegen tu piel

Una alimentación rica en determinados nutrientes ayuda a reducir los efectos negativos de la exposición solar

bronceado
Las frutas de color rojo son buenas aliadas para cuidar la piel en verano.

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El verano ya se asoma y con él, las ganas de sol, aire libre y esa piel dorada que tanto favorece. Pero, ¿sabías que el bronceado empieza en la cocina? Más allá del protector solar, ciertos alimentos estimulan la producción de melanina y ayudan a reforzar las defensas naturales de la piel frente a la radiación solar. Eso sí, broncearse no es inocuo: es clave entender cómo protegerse y nutrirse desde dentro para minimizar los daños del sol. La doctora María José Crispín, médica nutricionista de Clínica Menorca da las claves para un moreno saludable.

A las puertas de las vacaciones, ¿podemos preparar la piel para el bronceado mediante la dieta? Según la doctora Crispín sí, pero con responsabilidad. Una alimentación rica en determinados nutrientes no solo puede ayudar a preparar la piel para el sol, sino también a reducir los efectos negativos de la exposición solar. Eso sí, por muy equilibrada que sea la dieta, no sustituye la protección solar: es imprescindible limitar el tiempo al sol y utilizar fotoprotección con SPF 50 durante todo el año.

Relación entre piel y bronceado

El bronceado no es un signo de salud, sino una respuesta de defensa de la piel frente al sol. La melanina, pigmento responsable del color de la piel, es producida por los melanocitos cuando nos exponemos a la radiación solar. Cuanto más bronceada está la piel, más expuesta ha estado al daño solar.

El tipo de piel influye en esta respuesta. Las más claras (fototipo I) tienen menor capacidad de defensa frente a la radiación, mientras que las más oscuras (fototipo VI) se queman muy raramente. Los rayos UVA provocan un bronceado rápido pero breve, al oxidar la melanina ya existente. No causan quemaduras, pero sí envejecimiento prematuro, al degradar el colágeno y favorecer la aparición de arrugas y manchas. Los rayos UVB son los responsables del enrojecimiento y las quemaduras solares, y producen un bronceado más tardío pero duradero.

La luz azul (rango visible) también puede estimular la melanina y generar hiperpigmentaciones. En resumen: el bronceado acumulado no es sinónimo de belleza, sino de agresión solar, con riesgo de envejecimiento prematuro y, a largo plazo, cáncer de piel.

¿Influye la alimentación en el bronceado?

Sin duda, la exposición solar y el tipo de piel son los factores principales. Sin embargo, ciertos alimentos pueden estimular la producción de melanina y reforzar las defensas cutáneas frente al daño solar. La clave está en incluir nutrientes con función antioxidante o implicados directamente en la síntesis de melanina.

Alimentos que preparan la piel para el sol

Los protagonistas son los betacarotenos, pigmentos naturales con acción antioxidante y precursores de la vitamina A, que favorecen la producción de melanina. Están presentes en frutas y verduras de color naranja y rojo: zanahoria, calabaza, albaricoques, melocotones, nísperos, sandía, tomate… También en vegetales verdes como espinacas, acelgas o brócoli.

Otro nutriente interesante es la L-tirosina, un aminoácido precursor directo de la melanina. Abunda en legumbres, frutos secos, semillas, aguacates y plátanos. Además, la vitamina E, presente en alimentos como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos y el aguacate, podría favorecer la pigmentación gracias a su efecto antioxidante.

Alimentos «after sun»

Tras tomar el sol, la prioridad es reparar el daño celular. Aquí entran en juego los antioxidantes, que neutralizan los radicales libres generados por la radiación.
• Betacarotenos: protegen y reparan.

• Vitamina C: antioxidante y estimulante del colágeno. Presente en cítricos, kiwi, fresas, pimientos y tomates (mejor en crudo).

• Vitaminas del grupo B: antioxidantes y protectoras frente al envejecimiento. Se encuentran en cereales integrales, huevos y germen de trigo.

• Vitamina E: ralentiza el envejecimiento celular. Presente en el AOVE, frutos secos y aguacates.

• Omega 3: con efecto antiinflamatorio. Abundante en pescados azules y nueces.

• Zinc y selenio: minerales antioxidantes que refuerzan la inmunidad cutánea. El zinc, además, mejora la respuesta defensiva de la piel.

Y un imprescindible: agua. La hidratación es esencial para mantener la elasticidad, firmeza y salud de la piel.

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