Ya está bien de zancadillas
Siete de cada diez autónomos no llegarán a recuperarse hasta 2023. Siento empezar este texto con una frase tan dura, pero es que soy de los creen firmemente que hay que ver la realidad, no exponer las expectativas que uno tiene.
Para mejorar lo que hay o para empeorarlo, me da igual. Son dos lados de la balanza erróneos. La economía real, la calle como decimos los que vivimos diariamente en relación estrecha con autónomos de los más diversos sectores, no es esa quimera idealizada de emprendedores creativos que ponen en marcha negocios sorprendentes.
La economía real, lo que conforma el 90% de nuestro tejido empresarial, son comerciantes, fontaneros, fisioterapeutas, peluqueros, dueños de bares, de centro de ocio, músicos, publicistas, podólogos, detectives, pescadores… que se dejan la piel día a día, como para que vengan ahora a decirles que están mejor de lo que creen.
Ya está bien de que nos pongan zancadillas a empresas y a autónomos. Las heridas que nos ha dejado la pandemia volverán a abrirse, dejarán de cicatrizar y se nos vamos a desangrar si no se pone remedio. O si no se deja de anunciar cambios en lo poco que funciona.
Ahora el runrún es cambiar la reforma laboral. Pues en lo que no funciona, estoy de acuerdo, pero si se saca pecho de las cifras de empleo, de lo bien que ha funcionado su flexibilidad, de los miles (por no decir millones) de puestos de trabajo que ha salvado, ¿por qué derogarla?
Estamos viviendo unas semanas muy inestables. De euforia casi e inestabilidad. Se recupera la actividad, vemos las calles plenas de gente, las ganas de recuperar la normalidad, los negocios con todo preparado, las reservas al 100%, pero vemos cómo crece la incidencia, cómo se vuelven a hablar de disparidad de normativa en cuestión de salud que tanto afecta a la economía…
Esto es muy grave porque se está vendiendo una recuperación sólida y consolidada, cuando para siete de cada diez autónomos, repito, siete de cada diez, no va a llegar su recuperación hasta bien entrado 2023. Entre otras cosas por el coste de la luz, que actualmente es un 400 por ciento más cara, porque llenar el depósito de carburante supone a un autónomo en torno al 35 por ciento más que el año pasado, porque la materia prima y los componentes se han disparado, en muchos casos falta.
Añadamos que la inversión privada sigue en números rojos, no llegaremos al PIB precrisis ni alcanzaremos las perspectivas que se ha fijado el Gobierno. Cerraremos con un crecimiento menor al 4,5%, dos puntos por debajo de lo que ha dicho el Gobierno y que a pocos días de que acabe el año aún no ha rectificado.
Lo que significa que no recuperaremos los niveles previos a la pandemia hasta bien entrado 2023. Me preocupa la inflación, y ese ímpetu que estamos viendo por subir impuestos, subir cotizaciones, incrementar los costes laborales…
Y por si esto fuera poco, el Gobierno anuncia una subida de las cotizaciones para garantizar el sistema de pensiones. Nos quieren vender que lo que quieren aprobar es un mecanismo de equidad intergeneracional, que garantizará la sostenibilidad y mejorará del sistema de pensiones, pero esto no es verdad, lo hemos dicho y ya nos ha dado la razón la OCDE.
La realidad es que es una nueva subida de cotizaciones. Como mucho va a recaudar 2.000 millones de euros, cuando el déficit es de 20.000 millones. Este dinero va a servir para pagar dos mensualidades de pensiones en diez años. Que no nos engañen.
En el contexto económico en el que nos encontramos el colectivo de autónomos necesita, más que nunca, el apoyo de todas las instituciones públicas.
Un anhelo al que por lo visto sólo aspiramos aquellos que creemos que el modelo productivo español es correcto, que lo que hace falta no es cambiar dicho modelo en aras de una mal entendida modernización, sino hacer productivo el modelo.
En España hay muchas empresas y autónomos que eran completamente viables en marzo de 2020 y que lo serán con un poco de apoyo.
El Gobierno debe poner el foco en eliminar trabas, bajar impuestos y facilitar la actividad a los autónomos y a los nuevos emprendedores. Y, sin embargo, sigue empeñado en ponerle zancadillas a los autónomos y poniendo muy difícil su actividad económica.
Lorenzo Amor es presidente de ATA
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