Sánchez pone al sector pesquero en la diana de su cruzada ‘ecochorra’
Si Alberto Garzón ha montado la mundial con sus polémicas declaraciones sobre la carne de las macrogranjas, la que se avecina con la «pesca sostenible» es de aurora boreal. El objetivo del Gobierno socialcomunista es aplicar los criterios de la Agenda 2030 ecologista al sector pesquero, asunto que Pedro Sánchez considera prioritario y quiere que se apruebe este mismo año.
De la carne al pescado, la izquierda ha entrado en trance con la sostenibilidad y pretende obligar al sector al «cumplimiento de reglas relativas al rendimiento máximo sostenible, lo que supone vincular la actividad pesquera con la conservación de los «stocks» biológicos de las especies, la prohibición de los descartes de las capturas a bordo o la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada». El impulsor de este plan no es el Ministerio de Consumo de Alberto Garzón, sino el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del socialista Luis Planas.
El Ejecutivo apuesta por una ley de restricción de la pesca para evitar las explotaciones que alteran «un desarrollo económico equilibrado». El texto es una oda a la cursilería, pues buscar «reforzar la pesca sostenible como una herramienta esencial que permita alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y la Gobernanza de los Océanos, así como la función social y económica de la pesca logrando un desarrollo económico equilibrado”.
Y es que la Agenda 2030 quiere «conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible», porque «la humanidad tiene que ser capaz de conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos». Los mismos planteamientos utilizados por Garzón para la carne, los quiere aplicar el Ejecutivo a la pesca: «La ampliación del conocimiento sobre el enfoque ecosistémico de la pesca y el apoyo a la pesca artesanal», lo que, traducido, significa que se impondrán fuertes restricciones a la explotación pesquera porque «los subsidios a la pesca están contribuyendo al rápido agotamiento de muchas especies y están impidiendo los esfuerzos para salvar y restaurar la pesca mundial y los empleos asociados a esta». Si el Gobierno ha pinchado en hueso con la carne, lo que pretende hacer con la pesca está repleto de espinas.
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