La realidad de la economía frente a la propaganda gubernamental
El Gobierno, a través del presidente Sánchez y del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha seguido con su discurso triunfalista, afirmando, ahora, que la economía ya no va como una moto, sino como un cohete. Propaganda sobre propaganda, que puede llegar a ser efectiva, pero no por ello deja de ser falsa.
Los datos económicos les permiten, en parte, lucir una supuesta bonanza, pero no va más allá del barniz de los mismos, pues su contenido, realmente, dibujan una realidad bien distinta, donde el sistema productivo privado está en retroceso ante el incremento, cada vez más notable, del sector público, que alimenta el gasto para tratar de sostener una economía que por sí misma no puede hacerlo, ya que la política económica aplicada la ha dejado muy maltrecha.
De esta forma, frente al discurso oficial del Gobierno, que traza un comportamiento de la economía de ciencia ficción, nos encontramos con la cruda realidad de la evolución económica, que es la siguiente:
- El crecimiento del que presume el Gobierno es endeble y artificial, dopado por el gasto público, que expulsa al crecimiento productivo, como se ve con el consumo y la inversión. Las expectativas empeoran y eso hace que la inversión se retraiga, actuando como indicador adelantado de lo que parece que se vislumbra en el futuro.
- El empleo no se crea, sino que se reparte, como se ve con las horas trabajadas. Mientras tanto, tenemos la tasa de paro y de paro juvenil más altas de Europa. Por otra parte, hay más de 700.000 fijos-discontinuos en el paro que no se contabilizan como parados.
- Crecen los costes laborales y cae la productividad, mientras suben los impuestos, que asfixia a las empresas y hace que sean menos competitivas, perdiendo mercados, actividad y empleo.
- La deuda pública no deja de crecer y supera los 1,6 billones de euros. Su reducción sobre el PIB es mero efecto del PIB nominal, empujado por la inflación. La deuda sí que va como un cohete, pero como un cohete que puede explotar y afectar muy negativamente a toda la economía española.
- El déficit sobre el PIB se reduce por el efecto de la inflación en los ingresos y en el PIB nominal, porque el gobierno sigue aumentando el gasto.
- La propia Comisión Europea está muy preocupada con el déficit estructural español, cosa que el Gobierno no cuenta.
- El Gobierno no presenta PGE y somete a España a una deriva de gasto poco comprometida con la estabilidad presupuestaria.
- Se produce una intromisión en el mercado con la entrada en Telefónica, que supondrá más deuda para los ciudadanos. El Ejecutivo intenta entrometerse en toda decisión empresarial, desde entrar en Telefónica, controlar Indra, tratar de impedir a Ferrovial su marcha u opinar sin fundamento alguno sobre una OPA bancaria, que serán los accionistas quienes tengan que decidir qué hacer, no el Gobierno.
- La inseguridad jurídica del gobierno ahuyenta las inversiones, con desplome de la inversión extranjera.
- Los impuestos a banca y energéticas les hacen replantearse nuevas inversiones en España.
- La inflación no sólo no desciende, sino que acelera su crecimiento interanual, con un fuerte incremento en términos mensuales, de casi un punto porcentual. La pérdida de poder adquisitivo de los agentes económicos es notable, pues se acelera el crecimiento de los precios después de más de año y medio con niveles de precios muy elevados.
Ésta es la realidad de la economía española, por mucho que el Gobierno nos venda su economía de ciencia ficción. Ya mintieron cuando dijeron que crearían 800.000 puestos de trabajo y dejaron más de 3 millones de parados. Mintieron cuando Zapatero dijo que superábamos a Italia en PIB per cápita y que enseguida superaríamos a Francia, y retrocedimos con una caída a plomo, mientras negaban la crisis, como hizo Solbes ante Pizarro, y ocultaban el déficit real, que fue más de un tercio superior al comunicado en el traspaso de poderes en diciembre de 2011. Y mienten ahora, cuando dicen que la economía va como un cohete y, realmente, es empujada por el gasto público, porque la gasolina productiva se ha esfumado por la política económica de Gobierno, que dejará una pésima herencia estructural en la economía: sin el gasto público, el déficit y la deuda este gobierno no es nada, no sabe hacer nada. Fía todo a ello, a que no les llame la atención Bruselas, a que no les corte esta barra libre de gasto, mientras nos empobrecen a todos los españoles.
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