Quiero ser monja clarisa
Toda esta maravilla de las clarisas de Belorado (Burgos) nos precipita a la inmortal Entre Tinieblas de Almodóvar (¡ay! sor Estiércol y sor Perdida…, que si no han visto les recomiendo muchísimo) ,porque es una belleza de principio a fin. Un autor cuya obra, en general, ha sido gozosa, porque normaliza todas las debilidades psíquicas y morales (imaginables o no) del género humano. Esto, que no es bueno, me parece, sin embargo, mucho mejor que silenciarlas o negarlas. Y mucho más sano.
Por supuesto, las monjitas rebeldes no le caen bien a todo el mundo, igual que no todos pueden ver las películas del cineasta, a riesgo de infarto ideológico…Yo separo su obra de lo demás, porque a su manera manchega es preciosista y poético, independientemente de que algunas de sus películas y posicionamientos sean oportunistas y, en definitiva, un petardo.
Entre las 16 religiosas que hoy nos ocupan, destaca Isabel García de Viedma, la abadesa, a quien se tacha de maquiavélica (o demente) por algo que a mi me resulta de lo más sensato, no sentirse representadas por el Papa, al que considera alejado de la doctrina cristiana, igual que en su momento Lutero o tantos otros insumisos posteriormente: «El Vaticano ha colocado a Francisco en el centro, donde no debe haber un hombre sino Cristo, nosotras nos debemos a un cristianismo como su nombre indica, con Cristo en el centro, y no los hombres (ni las mujeres)». (Para lo que me queda en el convento…).
La cuestión es que este loquísimo guión, que no le pide nada de nada a los ya filmados por creativos directores, ofrece muchas vertientes entrecruzadas, la ruina económica, la deuda, la presión bancaria e inmobiliaria, y problemas sucesorios junto al de la doctrina y la «herejía»… Y en medio de este sainete emergen como dos campanarios, dos beatos (no se sabe si verdaderos o no tanto): Pablo de Rojas Sánchez-Franco, el líder (excomulgado, disfrazado y de un anacronismo que no conoce límites) y Francisco Ceacero, el portavoz de las chicas, un hostelero famoso por su habilidad a la coctelera, presidente de la asociación de bármanes de Vizcaya, lo que declara, no le avergüenza, porque le ha dado de comer muchos años y a muchos otros, de beber.
Bien, a este par de místicos divergentes se les acusa de manipular a las sores, esta parte me parece muy denigradora (como si ellas fueran idiotas y no tuvieran criterio para hartarse por sí mismas del Papa y de lo que les dé la gana ¡Bravo majas!) y también de tener oscuros intereses en el convento y de ser los cabecillas de una secta ¿formada por ellos dos?
Yo ,que las sigo fascinada en su perfil de Instagram @tehagoluz (con más de 5k), las veo fabulosas y estupendas plantando cara al Papa, al que califican de usurpador, aunque ya eran mediáticas y famosas por su maestría en la elaboración a mano de productos de repostería y chocolate de altísima calidad. Los más famosos se llamaban meteoritos.
Sor Sion, muy musa, dice que están todas muy bien y que, si bien se acercan tiempos difíciles donde seguramente serán merecedoras de excomunión, ellas han puesto su suerte y su destino en manos del Señor.
«Paz y bien, hermanos», dice una monjita encantadora y bien guapa en un reel. Sor Israel, mi favorita, una muchacha indatable (a lo mejor tiene 65 años) vestida más a la franciscana y con acné juvenil, que dice muy irónica señalando El Confidencial Digital que la noticia de que a una sor le ha dado un infarto es un bulo y que acabe ya la desinformación, y que paz y amor a todos y que Dios nos bendiga.
La cuestión es que las hermanitas (con nombres tan sugerentes como Sor Sion) parecen haberse sometido a la autoridad de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, una organización no reconocida por el Vaticano y dirigida por el excomulgado señor (de arriba) que, según dicen los que le han visto, es un verdadero circo. En un comunicado de 70 páginas, las insurgentes rechazan a todos los papas posteriores a Pío XII, lo que ha generado indignación en algunos, y en no pocos –como yo– hilaridad y entusiasmo.
Además, sus declaraciones son no sólo cuerdas, sino prudentes. «Somos las hermanas de siempre que en comunidad y unidad de corazones seguimos tras de las huellas de Nuestros Padres San Francisco y Santa Clara, siguiendo a Cristo Esposo en pobreza y humildad».
Suspiro con ellas, y no sé si me aceptarán (tengo 47 años, he parido dos hijos… Y estoy divorciada, para más inri, me bauticé protestante). Pero es que me encantaría dedicarme a la clausura contemplativa, a la oración, al trabajo manual y a la adoración produciendo irresistibles trufas de cacao, brandi, naranja, leche, café y, por qué no, avellana crujiente…
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