Pucherazo antidemocrático en el Congreso
La reforma laboral del Gobierno salió adelante por un solo voto después de que los dos diputados de UPN se saltaran la disciplina del partido y se pronunciaran en contra. Sin embargo, un error informático alteró el sentido del voto de un diputado del PP que votó ‘no’, pero le fue cambiado por un ‘sí’, según los populares. La presidenta de la Cámara no permitió enmendar el error informático y eso permitió salvar el decreto ley del Ejecutivo. En conclusión, la voluntad de la mayoría de la Cámara está clara: no convalidar la reforma laboral. Hay precedentes de que en situaciones similares la presidenta del Congreso sí permitió corregir la votación. En suma, la reforma laboral ha salido adelante no por la voluntad de la mayoría, sino por un error en el sistema informático de las votaciones o por un error humano que bien pudo subsanarse. En estas circunstancias, lo democrático habría sido respetar la decisión última de los diputados y no agarrarse a chuscos formalismos procedimentales, pero este Gobierno es implacable. Ha sacado su reforma en contra de la mayoría, avalado por un error en el sistema de recuento. Incluso si se hubiera debido a un error del diputado del PP, este advirtió del mismo antes del comienzo de las votaciones.
Lo cierto es que el Reglamento del Congreso faculta a la Mesa para que pueda corregir el error en el voto telemático, pero Batet se ha negado en redondo obviando que ha habido precedentes en sentido contrario. Es más, no se cumplió el trámite preceptivo de llamar a los diputados para confirmar el sentido de su voto. Resulta un sarcasmo que de lo que se esté hablando es de ese «fallo informático» y no de lo que parece fundamental: que en circunstancias normales Pedro Sánchez habría sido derrotado, porque su reforma laboral contaba y cuenta con más rechazos que adhesiones. Esa es la clave.
El Gobierno no puede presumir en ningún caso de haber concitado el apoyo del Congreso. Es más, no lo tiene, pero con independencia de cómo evolucione la queja presentada por el PP y su posible recurso ante el Constitucional para que se respete la voluntad de su diputado -al que le impidieron entrar en la Cámara para solventar el error-, lo cierto es que si el Gobierno ha sacado la reforma adelante es por una anomalía contable. Porque si fuera por la voluntad libremente expresada por los diputados del Parlamento, habría recibido una derrota en toda regla. Estamos ante un ataque a la esencia de la democracia.
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