Un ‘papel mojado’ que da alas al separatismo
Escuela de Todos y el colectivo PLIS Educación por favor coinciden al señalar que la Consejería de Educación del Govern del PP presidido por Marga Prohens, incumple su compromiso y convierte el plan piloto de la elección de primera lengua pactado con Vox en «papel mojado». ¿Sabrá por un casual el PP que ese «papel mojado» le da alas a la intransigencia, desde las vísceras de que hace gala el colectivo educativo invadido por la presencia estratégica y omnipresente de Més y Obra Cultural Balear?
Para dejarlo meridianamente claro Escuela de Todos y PLIS comparten el principio constitucional del bilingüismo en Baleares y como consecuencia de ello el derecho a recibir la educación en las dos lenguas cooficiales, algo que sistemáticamente incumple la extrema izquierda incluido PSIB-PSOE, en el día a día de las escuelas públicas en Baleares; también en buena parte de la escuela concertada, tan feliz ella de haber sido monaguillo del Pacte e igualmente infectada por el virus de la fraudulenta inmersión lingüística.
Si esta convicción no cala en el centroderecha entonces no habrá nada que hacer y allí estará el 2027, en el horizonte, para revalidar viejas prácticas encaminadas a excluir parte significativa de la población, condenada otra vez más a ser ciudadanos de segunda, como en Cataluña y el País Vasco.
Conviene tener presente que la alternancia en el poder, si no se aplican los necesarios correctivos, es igualmente papel mojado, puesto que los hay en abundancia, aquellos parásitos capaces de obstaculizar todo proyecto que se encamine a reconducir situaciones consideradas antinaturales y por tanto necesitadas de ser abortadas: el NO al bilingüismo, sin ir más lejos.
Así como en las elecciones del 23J coló aquello de ¡que viene el fascismo! en alusión a posibles pactos entre PP y Vox, pocos meses antes, el 28M, no fue tomado en consideración por el electorado balear el efecto doberman, empleado sistemáticamente por los socialistas desde el Felipismo tardío en momentos en que la corrupción del partido socialista ya era galopante. Lo mismo está pasando ahora con el PSOE sanchista y, además, el doberman ha aprendido a hablar y no cesa de gritarnos: ¡Que viene el fascismo!
El electorado balear, muy harto de la carga ideológica que estaba en el ADN del Pacte de Progrés, incluida en el paquete la educación pública y parte de la concertada, pronto hará un año decidió enviar al ostracismo a la extrema izquierda que los últimos ocho años nos ha estado dando la murga. Bueno, lo de muy harto todavía está por ver, porque 185.332 votos, son muchos, frente a los 229.939 del centroderecha que acabaron imponiéndose. No se debería pasar por alto que la diferencia es, solamente, de 44.607 votos, lo que dista mucho de servir de aval a propósito de entender que Baleares es una comunidad de naturaleza moderada si nos atenemos al hecho de que el último cuarto de siglo la izquierda radical ha gobernado 16 años. Hay demasiadas secuelas que reclaman ser derogadas si no queremos caer en el error de permanecer en alternancias dañinas para el bien común.
El centroderecha necesita sí o sí varias legislaturas consecutivas para poner freno al proceso de deriva pancatalanista, iniciado a mediados de los 90, y precisamente por ello no puede permitirse que sean simple papel mojado las iniciativas encaminadas a suturar la herida abierta en la sociedad civil.
La obligación del centroderecha es volver a poner en valor el bilingüismo y sin complejo alguno. Hablando de complejos, sin duda lo son, comprobar que la presidenta del PP Marga Prohens, en los nueve meses que lleva en el Consolat de Mar se haya reunido, en dos ocasiones, con la cúpula dirigente de la Obra Cultural Balear (OCB). En octubre del año pasado y marzo de este año. En ambos casos sonando de fondo tambores de guerra, marcados en el calendario con una primera batalla: el 5 de mayo está convocándose a la comunidad educativa (toda ella Més y OCB) a movilizarse para que el 25% del español que dicta la ley siga erradicado de la enseñanza pública y parte de la concertada.
Flagrante incumplimiento. Mis queridos progres, sé de vuestras grandes limitaciones, morales e intelectuales y por ello os diré que flagrante relata «estarse cometiendo un delito» y, además, «obvio, claro, evidente, manifiesto, patente, palpable, indudable e incuestionable». La RAE. Presidenta, menos reuniones con la OCB y más hacer llegar a la sociedad civil ese ruin negocio que se esconde tras la inmersión.
La OCB se fundó el año 1962 al objeto de promover la cultura de Baleares. Deberemos esperar tres décadas para ver llegar a Antoni Mir i Fullana a la presidencia y esta vez con una clara intención: alinearse con la Generalitat de Catalunya, procedimiento continuado entere 1991 y 2003, el período de vigencia de Mir como presidente de la OCB. Nada más abandonarla, Mir fue nombrado secretario general de Política Lingüística de la Generalitat.
Desde entonces, la dependencia de la OCB del proceso pancatalanista es la norma de la casa y ahora -en fecha reciente- el Ministerio de Cultura, que tiene como titular a un personaje alérgico a nuestras raíces culturales decide otorgarle la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en oposición a lo que el legislador franquista (esta Medalla de Oro data de 1969) señalaba.
El ministro Urtasun (Sumar), diplomático de carrera para mayor coña, toma como valor supremo para otorgar esta distinción apoyar el reconocimiento, dando por buena la premisa del soberanismo balear y señalando además a la OCB como «identidad de referencia de la sociedad civil balear», manera de abundar en el proceso plurinacional del conglomerado Frankenstein que se ha instalado en el poder desde 2018. La presidenta Prohens debería saber que la OCB no es, en absoluto, un interlocutor válido, al estar contaminada permanentemente por la deriva pancatalanista los últimos 35 años.
También la sociedad civil balear está obligada a preguntarse si la OCB es el referente absoluto de ella misma. Sinceramente, creo que no.
El resultado de la libre elección de lengua, en razonable espacio de tiempo, nos dirá si es o no papel mojado. Desde luego hay suficientes indicios que apuntan en esa dirección, aunque no pierdo la esperanza de que desde el centroderecha se dé un golpe en la mesa, reivindicando el bilingüismo de una vez por todas, porque la batalla es entre constitucionalistas y golpistas. En toda su crudeza éste es nuestro momento presente. No hay más.
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