Unas opacas vacaciones más del Rey y su familia
No se acaba de entender la obsesión de la actual Familia Real por desaparecer del panorama informativo de una forma tan absoluta a lo largo de las tres semanas aproximadas que duran las vacaciones escolares de sus hijas, la princesa de Asturias y la infanta Sofía. Es como si huyeran del foco de los medios de comunicación porque los temen o simplemente los sienten como si hubiera un acoso de reporteros gráficos y periodistas que les hicieran sentirlos como una amenaza a su intimidad. Cuando el actual monarca era un niño y adolescente después, no faltaban algunas ocasiones de captar a toda su familia a lo largo de las vacaciones navideñas, o bien apareciendo junto al belén familiar instalado en la zona del Palacio de la Zarzuela, dedicado a residencia de los miembros de la institución de la Corona o en su desplazamiento a la estación de Baqueira Beret. En esas jornadas dedicadas a practicar el esquí en las formidables pistas del Pirineo leridano, los responsables de prensa de la Casa del Rey, con el inolvidable Fernando Gutiérrez a la cabeza, organizaban una sesión en plena estación en la que cámaras de televisión, fotógrafos de agencias y periódicos junto con los redactores podíamos tomar imágenes más que suficientes de la Familia Real al completo.
A cambio de esa oportunidad informativa, el resto de los días que los Reyes y sus hijos permanecían en la estación catalana para practicar el deporte de la nieve y disfrutar de esas reuniones familiares en el apartamento que poseían en Baqueira, los medios debían dejar tranquilos a los miembros de la realeza y no interferir en su tiempo de ocio. Claro está que algunos paparazzi trataban de saltarse las normas para tomar más imágenes, que luego vendían a precio de oro a las revistas de sociedad, aunque los medios de seguridad impedían que se acercaran a los Reyes Juan Carlos y Sofía, así como a sus hijos. Pero la mayoría de los gráficos y redactores respetábamos las normas. Son reglas que se aplican en el resto de familias reales europeas y que ayudan a mantener un equilibrio en las no siempre fáciles relaciones entre las personalidades del mundo de las monarquías y los miembros de los medios informativos. Pero aquí no valen esas normas ya. Los ciudadanos de este país no gozan del derecho a saber dónde y cómo pasan sus vacaciones los Reyes Felipe y Letizia y sus hijas Leonor y Sofía, si
viajan a estaciones de esquí extranjeras para disfrutar de la nieve o si prefieren desplazarse a paraísos tropicales existentes en otros continentes lejanos.
Lo único que se nos permite es saber, pero sólo porque pertenece a la agenda oficial, es que el Rey Felipe va a tener que salir volando en las primeras horas del primer día de 2023 rumbo a Brasil para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente del país, Luis Ignacio Lula da Silva. Un nuevo viaje maratoniano, ya que regresará al día siguiente a Madrid, después de los actos de jura de Lula da Sila de su nuevo cargo. Y también que el día 6 de enero presidirá la ceremonia de la Pascua Militar en el Palacio
Real madrileño.
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