Menuda inventada
Las declaraciones de Pedro Sánchez sobre el testimonio de Víctor de Aldama en la Audiencia Nacional pertenecen por derecho propio a lo que se llama el habla de germanía, la de los bajos fondos. Un argot para hacer pasar por verdad una componenda previamente proyectada, diseñada, fabricada y cargada con falsedades.
Su manejo de esta jerga es habitual en él, y es natural que lo sea porque es el jefe de la banda: tiene ya investigados como presuntos delincuentes a su mujer, su hermano, su fiscal general, su ex número tres del partido y otrora poderoso ministro, y su encargado de custodiar los avales que había reunido para las primarias socialistas. Y a la espera de que se sume también su anterior jefe de gabinete por lo revelado esta semana.
Más allá de la impostada locuacidad que mantiene Sánchez cuando miente, en estas declaraciones propinó una patada a la gramática que haría palidecer de envidia a su portavoz Pilar Alegría: «A ver, menuda inventada», dijo como si el corrillo de periodistas fuera el de sus compañeros de clase en el patio del Ramiro.
«Menuda inventada» es la expresión matriz del habla de germanía de Sánchez, la que impregna todos y cada uno de sus actos en el poder, de principio a fin, a saber:
«Menuda inventada» es su tesis doctoral.
«Menuda inventada» es la cátedra de su mujer, que no tiene titulación universitaria ni para ser alumna de sí misma, y para cuyos intereses privados han trabajado altos cargos públicos pagados por los contribuyentes.
«Menuda inventada» es la urna con falsos votos detrás de una cortina en Ferraz para estafar a sus propios compañeros.
«Menuda inventada» es negar que jamás formarías gobierno con Podemos ni sostendrías la legislatura con socios independentistas y filoetarras, para después acordar con ellos la destrucción de la España constitucional sin otra alternativa que la división y la ruptura, la desigualdad y la miseria.
«Menuda inventada» es perder las elecciones generales, componer una mayoría con todos los que defienden intereses contrarios al conjunto de los españoles, y subastar al peor postor principios básicos de la convivencia como son la igualdad y la solidaridad.
«Menuda inventada» es parasitar las instituciones de todos para azuzarlas después como perros de presa contra una adversaria política.
«Menuda inventada» es ser el país que peor gestionó sanitaria y económicamente la pandemia de la COVID-19 durante el «mando único» de Sánchez salvo para los suyos, investigados por corrupción en la compra de material sanitario en ministerios, comunidades autónomas y empresas públicas.
«Menuda inventada» es que desoyera durante más de un mes la alerta internacional por la pandemia lanzada por la OMS en enero de 2020, asegurara que «España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado», desaconsejara el uso de mascarillas y gestionara la crisis con un comité de expertos inexistente.
«Menuda inventada» es que intentara paralizar el cierre de colegios y de centros de mayores ordenado por Ayuso y criticarla por adquirir mascarillas «demasiado buenas», mientras promovían concentraciones masivas el 8-M que se convirtieron en una auténtica bomba vírica en la capital, y a pesar de ello sigan cargando contra la presidenta de la Comunidad de Madrid cuando ya suma 21 causas judiciales archivadas.
«Menuda inventada» es poner fin a la política de dispersión de presos de ETA promovida por otro gobierno socialista y rematarla con la aprobación de una rebaja de condenas a los asesinos más sangrientos de la banda, y todo por un puñado de votos para mantenerse en la poltrona.
«Menuda inventada» es promulgar una amnistía para intercambiar votos por impunidad al estilo de la mafia siciliana con los políticos corruptos.
«Menuda inventada» es reformar el Código Penal para eliminar el delito de sedición y rebajar el de malversación de fondos públicos como pago a los mismos socios golpistas a los que alquilas La Moncloa con la renta de todos los españoles.
«Menuda inventada» es apañar en el Tribunal Constitucional el blanqueo del mayor caso de corrupción de la democracia española, los ERE del PSOE andaluz.
«Menuda inventada» es abanderar supuestamente la defensa de la mujer y hacer que España retroceda 22 puestos en la lista mundial de países con mayor bienestar femenino, mientras excarcelas o rebajas las condenas a más de 1.200 agresores sexuales.
«Menuda inventada» es negar que supieras de la visita de la delincuente bolivariana Delcy Rodríguez a Madrid y que se confirme que Ábalos te tenía puntualmente informado, inaugurando así con Zapatero el hub de apoyo mutuo entre el PSOE y el criminal dictador Maduro.
«Menuda inventada» es hacer campaña en las elecciones europeas contra la ultraderecha y después pactar con ella para asegurar el puesto a Teresa Ribera después de su gravísima responsabilidad en las catastróficas inundaciones del pasado 29 de octubre.
«Menuda inventada» es asaltar RTVE en medio de esta catástrofe para convertirla en una sauna donde te masajean servicialmente a base de contratos millonarios.
«Menuda inventada» es que tu vicepresidenta Montero rechazara el establecimiento del cuponazo catalán y al mes siguiente dijera que era un pacto para «estar muy orgulloso» después de negociarlo con ERC a cambio de hacer «molt honorable» al que fue deshonroso ministro de Sanidad durante la pandemia.
«Menuda inventada» es que Montero también negara que el Gobierno fuera a subir impuestos a las clases media y trabajadora, y que sumen ya 81 aumentos de impuestos y de cotizaciones sociales desde que Sánchez está en La Moncloa.
«Menuda inventada» es recortar el poder adquisitivo de los españoles a niveles de 2019, liderar la tasa de paro en la UE por encima de Grecia y sumar más de 400.000 millones de euros a la deuda pública desde que Sánchez viaja en Falcon.
«Menuda inventada» es que mientras el Gobierno esperó varios días para enviar medios de auxilio a las poblaciones afectadas por la gota fría del pasado 29 de octubre, porque «no podemos pretender que el Ejército lo haga todo», según la ministra Margarita Robles, Hacienda vaya a recaudar en 2024 una cifra récord de impuestos, cerca de los 300.000 millones de euros, para que una gran parte de las ayudas a los afectados sean además préstamos ICO que deben devolver.
Menuda inventada» es proclamarte el defensor de los débiles y marginados y convertirte en el más fiel aliado de los poderosos y privilegiados para seguir manteniéndote en La Moncloa, con la llave de la caja fuerte en la mano, mientras te aplauden legiones de favoritos y serviles que esperan a que les caigan no migajas, sino hogazas enteras, de la mesa del presupuesto del Estado.
«Menuda inventada» es, en definitiva, que Sánchez crea que ya ha conseguido demoler todos los pilares del Estado de derecho y descubra de pronto que quienes hacen irresistibles esos pilares son personas, individuos singulares, comprometidos humana, profesional y éticamente con sus compatriotas y su nación, dispuestos a cumplir su deber honestamente contra viento y marea en defensa de la libertad y la democracia.
Todos y cada uno de esos ciudadanos, sean servidores públicos o no, representan hoy una realidad esperanzadora para poner fin a la marea de detritos con que desde La Moncloa se ha venido inundando a la sociedad española en los últimos años. Una marea cuyo objetivo es mantener resignados, humillados o estupefactos a los españoles mientras Sánchez y sus socios se garantizan que España, el botín, siga en sus insaciables manos de trileros. Pero este juego ya se ha acabado.
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