Opinión

Se lo están llevando crudo, pero no hay dinero para las dietas de los policías

Resulta verdaderamente obsceno que mientras aflora la corrupción del PSOE y los españoles se convierten en testigos de cómo se lo llevaban crudo en comisiones, el ministerio de Fernando Grande-Marlaska no sea capaz de adelantar las dietas de los policías nacionales que cubrirán la seguridad de la cumbre de la ONU en Sevilla, que tendrá lugar del próximo 30 de junio al 3 de julio.

Serán desplegados miles de agentes de toda España, entre policía nacional, local y guardias civiles, que tendrán que adelantar de su bolsillo los aproximadamente mil euros que costará su estancia y manutención. La situación es tercermundista, porque según denuncia Jupol, el sindicato mayoritario de la Policía Nacional, muchos agentes no disponen de esa cantidad, pero no pueden negarse a realizar el servicio asignado, ya que es de obligado cumplimiento, salvo enfermedad o una circunstancia inexcusable.

Esta es la España de Sánchez: unos llevándoselo crudo y los garantes de la seguridad y el orden, teniendo que pedir prestado a sus amigos o familiares para pagarse el coste de hotel y comida, como ha sucedido en otras ocasiones.

La media de tiempo que tienen que esperar los agentes para recuperar parte de lo aportado es de dos meses. Y decimos parte porque la dieta en territorio nacional para la escala básica son 48,92 euros por alojamiento y 28,21 por manutención, lo que indudablemente no cubre el gasto real al que se ven obligados a realizar de forma imperativa por necesidades del servicio. En total, 77,13 euros al día, cantidades que permanecen inalterables desde hace 23 años. Incluso hay policías que llevan más de cuatro meses sin cobrar las dietas de las comisiones de servicio y para las siguientes han tenido que adelantar más de 2.000 euros.

En una España donde los ‘derechos’ de algunos priman sobre el derecho de los otros, la situación económica y sociolaboral de los agentes de Policía y Guardia Civil no se corresponde en nada con ese país de cuento que, según presume el Gobierno, va como un cohete. En cohete van los de Ferraz; el resto, como puede.