Irene Montero y el palo del churrero
Imagínense ustedes que en Telemadrid, en un programa de humor en un horario de máxima audiencia, saliera una actriz caracterizada como si fuera la ministra Irene Montero y dijera en un simulacro de entrevista cosas como que «llevo doscientos años sin echar un polvo como Dios manda», «voy más caliente que el palo de un churrero» y estuviera intentando ligar con el presentador soltando piropos dignos del paleto más avezado. Y que uno de los presentadores del programa fuera el jefe de una productora que factura cada año más de cinco millones de euros a la televisión pública madrileña.
¿Qué pasaría? ¿Se lo imaginan? Tendríamos a Podemos, a Más Madrid, a UGT, CCOO y a docenas de opinadores de la prensa «progresista» llamando «fascista» a Ayuso y pidiendo la cabeza del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Pablo Iglesias habría dedicado toda la programación de su Canal Red durante días a insultar al PP y se habrían organizado escraches ante la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. La Puerta del Sol se habría convertido en un escenario de batallas campales, con todos los «chicos de la gasolina» campando a sus anchas.
Pero como esto ha pasado en TV3, y la humillada no ha sido Irene Montero, ni ninguna otra «feminista» de las que apoyan leyes que sueltan a violadores, sino la Virgen del Rocío y los andaluces – la patética imitación del acento andaluz del gag fue un buen ejemplo del supremacismo del independentismo catalán – todo ha quedado en una «sátira» que representa la «libertad de expresión». Esto es lo que ha defendido tanto la dirección de TV3, como el Consejo del Audiovisual de Cataluña. Ni la humorista que se vistió de Virgen ni los presentadores – el millonario Toni Soler y el radical Jair Domínguez, conocido por gritar «Puta España» en antena – han sido ni serán cancelados.
El PSC, VOX, PP y CS criticaron en el Parlament lo que es sin duda la enésima muestra de la bajeza moral a la que ha llegado TV3. Con resultados nulos, dado que la mayoría independentista de la cámara defendió a sus «humoristas» de guardia. Pero, por suerte, será la Justicia la que tenga ahora la última palabra tras una demanda presentada por la Fundación Española de Abogados Cristianos contra los presentadores del espacio, Toni Soler y Jair Domínguez, y la actriz que caracterizó a la virgen. Ha sido el Juzgado número 5 de la localidad barcelonesa de Sant Feliú de Llobregat el que ha abierto diligencias de investigación contra los responsables del programa de TV3 Està passant por mofarse de la Virgen del Rocío en plena Semana Santa.
Debería ser la televisión de la Generalidad la que se impusiera algún límite moral, dado que en teoría es un servicio público. Pero como TV3 se ha convertido en una herramienta de odio en manos del independentismo, con la complicidad o el silencio de buena parte de la izquierda a nivel nacional, bueno es que la Justicia analice si se ha cometido algún delito y que, si es el caso, condene a los que han humillado a los andaluces y a los creyentes. Que merecen el mismo respeto que Carles Puigdemont, al que en TV3 se le rinde pleitesía llamándole «presidente en el exilio» en vez de «delincuente prófugo», que es lo que realmente es. Si a un fugado se le llama «exiliado», podrían al menos dejar de despreciar el acento y las tradiciones de los andaluces. Que no lo harán, porque buena parte de los independentistas se creen «superiores» y más «europeos». Les sale del alma insultar a extremeños, castellanos o murcianos. No lo pueden evitar.
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