¿España Suma?
En los últimos días, es noticia entre los partidos del centro-derecha la oportunidad de presentarse coaligados a las hipotéticas elecciones de noviembre bajo la denominación España Suma. La cuestión, de momento, se ha saldado con la negativa de C’s, VOX y el PP de Galicia, y un interesante debate al respecto en la comunidad autónoma vasca, donde la incipiente líder popular Beatriz Fanjul aboga por la suma para recuperar la pujanza del PP vasco, y Alfonso Alonso o Borja Semper la rechazan porque PP y C’s son diferentes en su posición sobre la foralidad.
En Filosofía de 3º de BUP estudiábamos que los entes corpóreos tienen materia y forma. España Suma sería una de las posibles formas que puede adoptar el centroderecha para su acción política. Sin embargo, la forma no siempre es neutra respecto a la materia. Por ejemplo, en el mundo del Derecho, la forma de los actos jurídicos a veces es por mera utilidad para fabricar un medio de prueba (ad utilitatem) y otras la forma elegida es esencial para la existencia del acto, en cuyo caso se dice que es sustancial (ad sustantiam).
Creo que en estas categorías filosóficas está la clave de España Suma: es una operación que puede afectar a la sustancia del centroderecha, pero que de momento apenas ha querido pasar del nivel de la utilidad. Pues lo cierto es que en la sustancia hay una complejidad muy grande: unos creen en la foralidad (PP vasco, PPdeG, parte del PP balear, UPN) y otros en la centralidad (PP castellano, ¿PP catalán?, Ciudadanos, VOX); unos pretenden el respeto a los derechos naturales como la vida o la dignidad (cierto PP, VOX) y otros abogan por el aborto libre o la maternidad subrrogada (C’s y la otra parte del PP).
Cierto es que también hay un sustrato común que se puede resumir en España y la libertad, y que el votante medio es utilitarista, aunque sea en la indefinición ideológica en muchos temas (y así era el PP en tiempos de Aznar). Y precisamente por ello, el debate se ha quedado, de momento, en el nivel de la utilidad, sin entrar al fondo nada más que para plantear un aglutinador simple pero fuerte –como la foralidad de Navarra, aunque sin Vox, y con un partido troncal como UPN de por medio–.
Pero ojo a la maniobra, pues incluso en el nivel de la utilidad podría fallar, tampoco falta cierto votante que nunca votaría a los tres agrupados, con lo cual se obtendrían menos votos y, si alguno de los socios se quedase sin representación, eso podría dar al traste con las posibilidades de gobiernos de coalición. Por poner dos ejemplos, a nadie se le escapa que si el PP preside Madrid, Murcia o Andalucía es gracias a la irrupción de VOX, y que si pierde Galicia en 2020 será precisamente por haberse empeñado en ser partido único (lo cual ya padece en los Ayuntamientos gallegos).
En conclusión, España suma carece hoy de una definición de fondo, a salvo un aglutinador fuerte, y no pasa del nivel de la utilidad. Si el PP logra que el desafío catalán lo sea, tal vez consiga la suma. Y dependiendo de cómo se gestione la pluralidad de las derechas, el resultado conjunto puede no ser tan bueno como se cree, vistos los precedentes territoriales, aunque el PP crezca.
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