Para delito de odio, los socios de Sánchez
El PSOE ha descubierto, con gran sorpresa de su orfeón de opinión sincronizada, que apalear a un muñeco con la cara de Pedro Sánchez es un grave delito de odio. Los socialistas amenazan con todo tipo de acciones legales, y Marlaska mandó llamar a declarar al organizador de la protesta que se celebró en Ferraz en la Nochevieja. Como los socialistas son maestros en utilizar cualquier frikada para tapar sus desmanes y sus ataques a las libertades civiles de todos los españoles, han encontrado un chollo para llenar sus telediarios con las imágenes de la piñata de Año Nuevo.
Lo de apalear un muñeco con la cara de Sánchez me parece un gesto violento, de mal gusto y, además, una pérdida de tiempo, porque para derrotar las mentiras del PSOE hay que desarrollar tácticas más inteligentes que desfogarse golpeando a un monigote. Claro está que si queremos hablar de «delitos de odio», los socialistas deberían mirar a sus socios de Gobierno, que son expertos en esta materia. No seré yo quien defienda a los que apalearon al muñeco sanchista, pero me gustaría que la policía de Marlaska, y el mismo PSOE, tuviera el mismo interés en investigar lo que sí son delitos de odio en Cataluña desde hace décadas.
Porque el PSOE ha indultado, y va a amnistiar, a los que durante años han amparado y animado a los que han quemado –y siguen quemando– fotos del Rey y han puesto guillotinas en las plazas y las rotondas con la imagen de Felipe VI. A los que han alentado que se llenaran las calles de Cataluña con carteles con puntos de mira para señalar a líderes constitucionalistas. A los que han vandalizado y apedreado sedes de partidos políticos no nacionalistas. A los que han intentado linchar o agredido a dirigentes de Vox, PP y Ciudadanos. A los que han quemado la bandera nacional que nos representa a todos los españoles. A los que han pegado a estudiantes constitucionalistas, como los de S’ha Acabat!, en las universidades catalanas. A los que han insultado a políticos de la oposición, jueces, militares, funcionarios, policías y guardias civiles en los medios de comunicación de la Generalitat.
Los socialistas tienen la piel muy fina para lo suyo, pero permiten los desmanes con los demás. Recordemos cómo el PSC consiguió que despidieran a un humorista de TV3 por compararles con los nazis y, en cambio, el principal introductor del «puta España» en la televisión y en la radio de la Generalitat sigue cobrando dinero público. Y no sólo eso: el principal brazo mediático del PSOE, el Grupo Prisa, le dio el Ondas al programa de Catalunya Ràdio que hizo del «puta España» su lema más popular.
Sinceramente, si alguien está expandiendo odio en nuestro país es Pedro Sánchez con sus políticas de impunidad para sus socios de Gobierno. Si alguien está convirtiendo a España en un campo propicio para el enfrentamiento físico son los dirigentes del PSOE. Si alguien está dividiendo a los españoles hasta un extremo insoportable son los socialistas.
Está mal golpear muñecos con la efigie de Pedro Sánchez. Lástima que los socialistas estén facilitando que sus socios ejerzan la violencia política por todo el país. Recuerden los gritos en Pamplona después que el PSOE le diera la alcaldía de la capital navarra a Bildu: “Jo ta ke” [dale duro hasta vencer], un lema usado por la banda terrorista ETA y su entorno en los años de plomo. Si Patxi López quiere denunciar «delitos de odio» sólo ha de hablar con los que le alquilan sus votos en el Congreso.
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