Madrid
Helados

Colas en esta heladería de Madrid dentro de un iglú: una experiencia única para todos los gustos

En pleno corazón de Malasaña, ha irrumpido el local de moda este verano. Pero no hablamos de una discoteca o de un nuevo restaurante o terraza, sino de Glu, una nueva heladería en Madrid que ha reinventado por completo la forma de disfrutar un helado. En este caso, no encontramos rótulos chillones ni el típico mostrador de cucuruchos: al cruzar sus puertas, entras en un iglú tallado en hielo ficticio, iluminado por luces azuladas que envuelven el ambiente en un aura polar que ya se ha hecho viral, y que todos quieren visitar.

La experiencia empieza incluso antes de probar el primer bocado. Estalactitas colgantes, murales ilustrados con osos polares y pingüinos, y un pasillo que simula bloques de hielo te hacen olvidar que estás en Madrid. El bullicio del exterior se queda fuera y dentro sólo se escucha un silencio helado que invita a bajar el ritmo y saborear. Es un lugar que sorprende, no sólo  por su estética envolvente, sino porque rompe con todo lo que esperas de una heladería convencional. Y, sin embargo, conserva lo esencial: helados deliciosos, cremosos y de gran calidad. Pero es que Glu no es sólo una heladería más. Es un concepto. Es una experiencia y de ella te contamos todos los detalles, a continuación.

La nueva heladería que arrasa en Madrid

Ubicada en la calle Manuela Malasaña, 27, Glu ha sabido atraer tanto a vecinos como a turistas con una propuesta que mezcla lo sensorial con lo gastronómico. Su interior, completamente ambientado como si de una cueva de hielo se tratara, es tan fotogénico como acogedor. No hay ni rastro de la decoración veraniega habitual: en su lugar, nos encontramos con bloques blancos, un azul polar que envuelve todo y una iluminación tenue que genera una sensación de calma absoluta. En el techo, estalactitas de resina cuelgan como si fueran reales, completando una puesta en escena cuidada hasta el más mínimo detalle.

Pero lo que de verdad convierte a Glu en una parada obligatoria no es sólo su estética, sino su capacidad para hacer que el entorno juegue a favor del sabor. Entrar en un ambiente helado, literalmente, potencia la experiencia de degustar un buen helado. El contraste entre el calor de la calle y la frescura del interior no sólo lo notas en la piel: también lo sientes en el paladar.

Helados artesanales para todos los gustos

Lo que hace aún más especial a esta heladería polar es su carta de helados.  Cada receta se elabora con ingredientes naturales, sin aditivos artificiales, y se adapta a las temporadas, lo que convierte cada visita en una oportunidad para descubrir algo nuevo. Entre los sabores más destacados están el matcha, la avellana Rocher, el tiramisú, la fresa natural o el sorprendente helado de leche de oveja, ideal para quienes buscan salirse de lo clásico.

Además, Glu tiene opciones sin gluten, sin lactosa y también aptas para veganos. Esto permite que prácticamente todo el mundo pueda disfrutar de un helado sin preocuparse por restricciones alimentarias. Incluso los más pequeños tienen su rincón especial, con helado soft servido sobre un gofre en forma de pingüino, que no sólo  es adorable, sino también delicioso.