Ni perlas ni diamantes, estas son las joyas preferidas de la reina Letizia

La reina Letizia tiene a su disposición una importante colección de joyas de gran valor histórico y económico que puede utilizar cada vez que considere oportuno, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, la esposa de Felipe VI no suele lucir piezas excesivamente ostentosas, a no ser que el protocolo lo requiera. De esta manera, la Reina recurre a las grandes alhajas para las citas de especial relevancia, como son las cenas de gala o similar, en las que solemos verla con tiaras como la Flor de Lis o la Cartier, reservadas solo a las reinas de España.

Aunque a veces luce algunas piezas como los pendientes de chatones o las pulseras gemelas en eventos que no son tan de gala, lo que es una clara muestra de su predilección por las joyas de diamantes, lo cierto es que doña Letizia también tiene preferencia por otro tipo de alhajas más allá de los diamantes o de las perlas, a las que suele recurrir en sus looks de día.

Y es que parece que la consorte siente debilidad por los zafiros y los rubíes, piedras de las cuales ya atesora varias piezas en su joyero, además de las que puede tomar prestadas del de su suegra, la reina doña Sofía. De hecho, resulta imposible no recordar en estos momentos su debut ante la realeza europea, apenas unas semanas antes de su enlace, en la boda de Federico y Mary de Dinamarca. La entonces prometida del príncipe de Asturias deslumbró en la capital danesa con un impresionante vestido rojo de Lorenzo Caprile que combinaba a la perfección con los pendientes en forma de cereza de rubíes y diamante de doña Sofía. Fue la primera vez que vimos a la hoy reina luciendo una de sus piedras preferidas.

Rubíes ha llevado doña Letizia en multitud de ocasiones. No solo ‘cerezas’ proceden del joyero de su suegra, también los pendientes en forma de garra que llevó en los actos con motivo del aniversario de la Constitución, en los que además coincidió con ella y que pudo interpretarse como una suerte de homenaje a la madre de Felipe VI tras un año complicado entre ellas.

Aunque doña Sofía guarda importantes piezas de rubíes en su joyero personal, como son el ‘pendetif’ de la reina Federica que siempre lleva en ocasiones especiales o el parure Niarchos, también la propia doña Letizia comienza a atesorar alhajas de este tipo. Es poco probable que la esposa de Felipe VI luzca ninguna de estas dos últimas, ya que lo más seguro es que la reina madre las legue a sus hijas o, como poco, a sus nietas de manera directa, por el especial significado que tienen para ella. No obstante, a la Reina ya la hemos visto con hasta dos conjuntos de pendientes de rubíes de procedencia desconocida y un tercer par más sencillo que pertenece a la joyería Aldao y que utiliza de manera habitual. Unos de ellos los estrenó en la última edición de los Premios Princesa de Asturias, compuestos por cuatro grandes rubíes rodeados de diamantes, y los otros los ha llevado en más ocasiones, son de estilo cascada, con varias hileras de diamantes y rubíes de pequeños rubíes. También tiene una pulsera de rubíes y diamantes, con forma floral, que lució en el viaje de Estado que los Reyes hicieron a Corea el pasado otoño.

Además de los rubíes, la Reina parece sentir cierta predilección por los zafiros, aunque en menor medida. Así lo demostró la pasada Pascua Militar cuando rescató unos pendientes que habían pertenecido a la condesa de Barcelona y que había lucido por primera vez en la cena previa a su enlace hace ya quince años. A esto hay que añadir que, en el mes de junio, en el acto de entrega de las Medallas al Mérito Civil, con motivo del quinto aniversario de la proclamación de Felipe VI, doña Letizia sorprendió con una pulsera de zafiros y brillantes que se pensó que podría ser del joyero de su suegra, pero no.

Sin embargo, en lo que respecta a la piedra azul por excelencia, la Reina cuenta con un espectacular par de pendientes en forma de cascada con 132 diamantes y ocho zafiros de talla oval que estrenó en el viaje que los Reyes hicieron al Reino Unido en 2017. No son los únicos que ha llevado. También en Japón ese mismo año apostó por unos pendientes también de diamantes y zafiros de estilo chandelier que doña Sofía lució en un viaje a Canadá en 1984.

En su visita a Corea en otoño volvió a apostar por los zafiros y llevó un conjunto de pendientes de estilo lágrima cuya procedencia se desconoce, que combinó con la pulsera que estrenó el día del aniversario de la proclamación. Si hay algo que queda claro de todo esto es que poco a poco la reina Letizia está componiendo su propio ‘lote de pasar’ en el que los rubíes y los zafiros, más los primeros, tienen un lugar primordial.