Jordi Pujol jr. pidió que le cambiaran de módulo en Soto del Real porque no soporta a Sandro Rosell
Jordi Pujol Ferrusola, primogénito del ex presidente de la Generalitat, se encuentra cada vez más incómodo en la prisión de Soto del Real y atraviesa una profunda depresión. Lleva ya más de seis meses en la cárcel y su familia no ha logrado reunir los 3 millones de euros que el juez De la Mata le reclama como fianza para salir en libertad condicional: la mayoría de los miembros del clan Pujol tiene las cuentas bancarias bloqueadas y traer dinero procedente del extranjero levantaría nuevas sospechas del juez instructor sobre su patrimonio oculto.
Hace algo más de un mes, Jordi Pujol Ferrusola pidió ser trasladado de módulo dentro de la prisión. Hasta entonces se encontraba en el módulo 4 junto al ex presidente del Barça Sandro Rosell, pero la convivencia entre ambos se había hecho cada vez más difícil.
Afable y dicharachero, Rosell es un auténtico relaciones públicas y eso le ha permitido granjearse la amistad del resto de internos. Ingresó en Soto del Real el pasado 25 de mayo, un mes más tarde que Jordi Pujol jr. La juez Carmen Lamela le acusa de blanquear en Andorra 15 millones de euros procedentes del cobro de comisiones ilegales de los derechos de televisión.
Sandro Rosell ha conseguido que sus allegados le envíen varios lotes de camisetas del Barça, que ha repartido entre los presos forofos del club blaugrana para ganarse su confianza. Participa además en varias actividades deportivas dentro de la prisión y es tratado con respeto por el resto de reclusos.
Pide rebajar la fianza de 3 millones
El carácter de Jordi Pujol Ferrusola es muy distinto. En la prisión se muestra reservado, con pocas ganas de conversar y no participa en ningún taller ni actividad. Pasa buena parte de su tiempo libre escribiendo cartas a sus familiares, y a amigos con los que ha retomado la relación por esta vía.
Durante los últimos meses, ha recibido la visita de casi todos sus hermanos, incluyendo a Oriol, que también se prepara para entrar pronto en prisión, acusado de tráfico de influencias, cohecho y falsedad documental en el caso de las ITV: ha pactado con la Fiscalía una pena de dos años y medio de cárcel, a cambio de que a su mujer, Anna Vidal, sólo se le imponga una multa.
En cambio, Jordi Pujol Ferrusola no ha querido que le visiten en Soto del Real sus padres: su salud es cada vez más delicada y además quiere evitarles la foto humillante ante las puertas de la prisión, que a su juicio resultaría «poco digna» para un ex presidente de la Generalitat y su mujer. La familia está a la espera de que su abogado, Cristóbal Martell, presente un recurso para solicitar el que juez José de la Mata rebaje sensiblemente la fianza exigida para que Jordi jr. pueda salir de prisión. El clan Pujol está dispuesto a depositar 500.000 euros, una cifra muy alejada de los tres millones que reclama el juez.
Las fuentes penitenciarias consultadas por OKDIARIO explican que Jordi Pujol Ferrusola fue trasladado hace varias semanas al módulo 8 a petición propia, porque su convivencia resultaba cada vez más difícil con Sandro Rosell. «No se soportan», explican gráficamente dichas fuentes.
Rodeado de presos peligrosos
Desde entonces, en el módulo 8 Jordi jr. ya no está rodeado de presos preventivos, sino que comparte galería con internos que cumplen condena firme por delitos sexuales, contra el patrimonio o incluso por asesinato. Así que la convivencia no le resulta especialmente fácil y atraviesa una profunda depresión, a la espera de que su familia logre sacarle de la cárcel. Con posterioridad a este cambio, Rosell fue traslado al módulo 10, conocido como el «módulo de estudiantes».
Jordi Pujol Ferrusola no ha llegado a cruzarse en las galerías de Soto del Real con los Jordis (los ex presidentes de la ANC y Òmnium Cultural), que permanecen ingresados en el módulo 1 desde que la juez de la Carmen Lamela les envió a prisión, el pasado 16 de octubre, imputados por un delito de sedición como impulsores del golpe de Estado de Puigdemont.
El más problemático de ellos es el presidente de la ANC, Jordi Sànchez: primero se quejaba de que los presos le cantaban el «viva España» y luego a conseguido que sus compañeros de celda pidan el traslado, porque no dejaba de darles la «matraca» con sus mítines independentistas.
Tampoco se han cruzado con el ex presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González, quien el miércoles salió de prisión tras depositar 400.000 euros de fianza, mientras la ex presidenta del Parlament Carme Forcadell renegaba de su credo independentista ante el juez del Supremo Pablo Llanera.
Durante las últimas semanas, hasta que ha quedado en libertad, Ignacio González ha permanecido en el módulo 10, junto al ex presidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán. Como ha informado OKDIARIO, se trata del llamado «módulo de estudiantes» en el que cumplen condena, con un régimen disciplinario mucho más relajado, los reclusos que aprovechan su estancia para desarrollar actividades formativas o incluso sacarse la carrera con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
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