Segunda noche de búsqueda entre los escombros del puente derrumbado en Génova
Los equipos de rescate seguían buscando la madrugada del jueves sobrevivientes entre los escombros del viaducto que se derrumbó el martes en Génova, en el norte de Italia, causando la muerte de al menos 38 personas.
Los equipos de rescate trabajaban sin descanso bajo la luz de unos potentes proyectores entre los enormes bloques de cemento y los pedazos de hierro, ayudados por perros y excavadoras.
El balance al final de la jornada del miércoles era de 38 muertos y 16 heridos, nueve de ellos en estado grave. Pero las autoridades repiten que hay desaparecidos. Entre los fallecidos figuran tres chilenos residentes desde hacía décadas en Génova que viajaban en un mismo automóvil, un colombiano y un peruano.
Familias enteras que atravesaban el céntrico puente perdieron la vida mientras cruzaban el viaducto, ubicado en una zona urbana y que conecta con una autopista hacia Francia. Los vehículos cayeron al vacío desde una altura de unos 50 metros.
«Los socorristas no pierden la esperanza de encontrar sobrevivientes, pero cuanto más tiempo pasa, más difícil será», reconoció a la AFP Riccardo Sciuto, comandante de los carabineros de la provincia de Génova.
Al término de un consejo de ministros extraordinario celebrado en Génova, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, decretó el estado de emergencia en la ciudad por 12 meses y adjudicó un fondo de cinco millones de euros.
Conte decretó también una jornada de duelo nacional y confirmó que el gobierno va a revocar el contrato de concesión de las autopistas a la firma Autostrade, en un 30% propiedad de la familia Benetton. Según varios medios, el sábado la ciudad de Génova prevé realizar funerales solemnes para las víctimas.
Unos 200 metros del llamado puente Morandi, que tiene 1.182 metros de longitud y una altura de 90 metros, se derrumbaron el martes y sepultaron bajo los escombros y bloques de cemento a unos 30 vehículos, entre ellos tres camiones.
El papa rezó por las víctimas de la tragedia durante el Ángelus por la celebración de la Asunción y envió un mensaje de solidaridad a todos los afectados. Más de 600 personas fueron obligadas a abandonar sus viviendas y 11 edificios de la zona afectada fueron evacuados por temor a que otros pilotes del puente cedan.
Debido a la festividad del 15 de agosto, en que todo el país se paraliza, el flujo de vehículos por esa ruta era altísimo ya que también conduce a zonas de playa, así como a regiones de montaña.
Controlar todas las infraestructuras
«No ha sido una fatalidad, con seguridad no», adelantó Francesco Cozzi, el fiscal de Génova, quien abrió una investigación judicial. En Italia estallaron las polémicas por una tragedia que muchos consideran que hubiera podido evitarse.
«Esta es una tragedia inaceptable en una sociedad moderna», lamentó Conte, quien anunció un extraordinario plan de control de todas las infraestructuras del país.
El gobierno italiano responsabiliza a la empresa concesionaria de la vía, de haber aplazado los controles y la manutención del controvertido viaducto. La firma divulgó un comunicado con las elevadas cifras invertidas para la seguridad de las autopistas italianas, que califican entre las más seguras de Europa, como respuesta a las acusaciones del gobierno.
Por su lado, el ministro del Interior, Matteo Salvini exigió una revisión de otras concesiones públicas y prisión para los dirigentes responsables. Según cálculos del diario La Repubblica, más de 300 puentes y túneles de la península presentan problemas por deficiencias de sus materiales, exceso de uso o falta de mantenimiento.
Algunos expertos e ingenieros calificaron el desplome del puente de tragedia anunciada, ya que desde su construcción en los años 1960 ha generado controversias, y ha sido sometido a numerosas y costosas obras de remodelación a causa de grietas y la degradación del hormigón.
«Hubo negligencia. Hay que encontrar a los culpables. Esto es un escándalo. No debió ocurrir», clamó indignado desde el río cercano, Francesco Buccheri, de 62 años.
El viaducto de Génova es el quinto puente que se hunde en Italia en cinco años. En Sicilia se derrumbaron dos en 2014, uno de ellos un día después de su inauguración, y otros dos en Lombardía y Las Marcas, en 2017.
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