Cómo aprender a rezar u orar

Aprender a rezar o bien orar es una de las tareas que realizan los creyentes desde bien pequeños. También puede hacerse de mayores, si es alguien que no ha tenido el hábito y ahora lo descubre. Te contamos cómo hacerlo.

Para empezar, lo más importante es tener fe y creer, si no sirve de bien poco todas estas acciones. Si bien hay que tener en cuenta que cada religión tiene sus oraciones distintas y ello puede cambiar.

Consejos para aprender a rezar u orar

Leer la Biblia

Una de las claves para empezar con la oración está reflejado en el Evangelio de Cristo. Es decir, que en la Biblia tienes muchas enseñanzas y acciones para adentrarte en este mundo si no lo has hecho ya.

Invocar al espíritu santo

Debemos llamar al Señor, invocarlo y hacer que su presencia esté más cerca de nosotros. Hay que orar dirigiéndonos a él, en este caso en la religión católica.

Ir a misa

Aunque no hace falta ir a misa para orar, sí es un lugar, el templo del Señor, en el que podemos pedir consejo y se dan las bases para que rezar sea más fácil.

Aprende a meditar

Muchas de las personas que aprenden a rezar pasan por un estado de meditación importante. Porque mientras estamos con la oración, entonces debemos concentrarnos, no pensar en nada más y pensar sólo en ello, repitiendo frases o palabras en nuestra mente o bien en voz alta.

Agradece

Además de decir las oraciones pertinentes, una de las cosas que más se destacan en este proceso, es poder agradecer. Pues hay que agradecer a Dios sobre la vida, sobre lo bueno, mostrando gratitud.

Hablar a Dios

Rezar es invocar al Señor, como hemos visto. Así podemos hablarle, establecer nuestros problemas con él, compartir preocupaciones, buscar respuestas y soluciones y hacer acto de fe.

En voz alta o con nuestra mente

Hay diversas oraciones que debemos aprendernos. Esto lo podemos recitar con sentido, porque realmente lo creemos. Lo podemos hacer en voz alta si nos va mejor o bien a través de nuestra mente cuando no queremos que nadie nos escuche. Así todo es mucho más íntimo.

Busca un momento al día

Rezar debe ser cuestión de fe y confianza. Así es factible buscar un momento en el día y que sea siempre la misma hora para adquirir este hábito. Sea por la mañana, al levantarnos o mejor por la noche, cuando nos vamos a dormir.