Quién fue Ladislao José Biro, creador de hasta 32 inventos, uno de ellos muy famoso

Existen muchas personas que a lo largo de su vida se han dedicado a inventar cosas. Muchos de ellos no llegaron a nada, pero otro muchos, lograron patentar algunos inventos que hoy en día son casi imprescindibles para nuestra vida diario. Hablamos de personas como Ladislao José Biro, un inventor húngaro, de nacionalidad argentina, que muy poca gente conoce pero que fue el creador de algo tan nuestro como el bolígrafo.

Periodista de profesión, Ladislao llego a patentar hasta 32 inventos, algunos con más utilidad que otros, pero dedicó su vida a estos proyectos hasta que llegó la revolución del bolígrafo en los años 40 del siglo pasado.

Un inventor destacado

Antes de que Ladislao José Biro llevará a cabo su gran invención, ya había patentado una máquina de lavar la ropa, un sistema de cambio automático para los coches de su época y hasta un vehículo impulsado electromagnéticamente.

Biro era un entusiasta de los inventos y, aunque ninguno le había dado la fama, en su cabeza siempre tuvo la idea de hacer algún tipo de dispositivo para que los escritores zurdos dejasen de ensuciar las cuartillas.

Cuando comenzó a pensar en ello, a Biro lo tacharon de loco, pero jamás llegó a rendirse y, con la ayuda de su hermano, Georg Biro, el húngaro encontró una tinta fina que hacía el trazo más uniforme y fluido para cualquier escritor.

Esta tinta tenía un solo problema: debido al mecanismo que tenían por aquél entonces las plumas, se atascaba a la hora de trabajar con ella.

La invención del boli

Desde la Fundación Biro, que creó la hija del inventor, explican que su padre encontró la idea del bolígrafo casi por casualidad: «Observando cómo la revista (donde trabajaba de periodista su padre) se imprimía, decidió que ese rodillo, que era capaz de tirar tinta sin manchar, debía reducirse para uso manual: una pequeña esfera en un tubo capilar, con una tinta especial que fluyera por la fuerza de gravedad y se secara instantáneamente en el papel».

Esta imaginación le llevó a tener su primer prototipo en la década de los años 30.

El primer bolígrafo se patentó en Hungría en 1938, pero fue después de un encuentro fortuito con el presidente de Argentina, Agustín P. Justo, cuando el invento traspasó fronteras.

Ladislao José Biro se trasladó al país argentino donde quedó prendado de sus gentes y comenzó a fabricar junto a Juan Jorge Meyne los primeros bolígrafos que no habrían tenido espacio en la Europa de la II Guerra Mundial.

Nacería la empresa Birome y con ellos la esterográfica. Un invento que ha sufrido el paso del tiempo sin problemas ya que el mecanismo actual sigue siendo el mismo que utilizó Biro con sus primeras creaciones.