España

Torra clausurará dependencias de la Generalitat a la espera de Puigdemont: “Sólo él merece usarlas”

Quim Torra es el único diputado que ha aceptado las condiciones impuestas por Carles Puigdemont para ser designado presidente regional. El grado de exigencia excéntrica ha llegado al punto de que Puigdemont ha reclamado de Torra que mantenga dependencias de la Generalitat físicamente cerradas. Que no se abran porque sólo el fugado ex presidente “puede usarlas porque sólo él ha sido elegido”, como ha repetido estos días el propio Torra.

Ni Elsa Artadi ni Eduard Pujol han llegado al grado de entrega de Torra. Ambos dos fueron igualmente consultadas sobre estos puntos y descartados precisamente por considerar que el papel de gobierno títere superaba cualquier expectativa. Y es que Puigdemont ha planteado la elección de su seguidor como si de una pura marioneta se tratara.

Torra no era ni de lejos la primera opción: era Artadi. Pero en el momento en el que las exigencias saltaron al campo del control pleno y la mitomanía, la fiel seguidora de Puigdemont prefirió dar un paso atrás para evitar el enfrentamiento. Y es que JxCAT se ha hecho con el control pleno de PDeCAT. Y dentro de JxCAT, Puigdemont es ya realmente el único que manda e impone sus designios.

Entre las órdenes trasladas a Torra se encuentran cuestiones puramente de veneración al “verdadero presidente”, como lo denominan: mantener cerrado su despacho, o guardar dependencias de uso personal del president sin acceso posible para recordar que el verdadero electo sigue “en el exilio”, como ellos afirman.

Y otras exigencias que tendrán una dura repercusión: mantener la tensión separatista; volver a alimentar con subvenciones y contratos a las asociaciones separatistas; dotar económicamente a los medios de comunicación combativos con la Constitución; o generar el suficiente enfrentamiento con el Estado como para demostrar que el espíritu del 1-O sigue vivo.

Todas ellas podrá permitírselas Torra. Pero no podría haberlo hecho Artadi por la sencilla razón de que ella se ha quedado a escasos milímetros de la imputación. Y un alarde de este estilo podría haberlo puesto en el disparadero judicial.

Por eso ha sido elegido Torra: porque los demás candidatos elegidos antes que él, o tenían miedo a la ampliación de las imputaciones o, directamente, han sentido vértigo ante el grado de mitomanía que exige Puigdemont.
Sea como sea, la elección de Torra puede convertirse en un problema para los presos preventivos. Y es que el mantenimiento por encargo del espíritu del golpe redundará en el argumento de que su Gobierno “reconocido” es el fugado o preso y, por lo tanto, pondrá a los imputados en la tesitura de ratificar el espíritu golpista: algo que será tenido en cuenta a los efectos de evaluar la reiteración delictiva.