España
FIESTA NACIONAL

Sánchez hace esperar al Rey un minuto para intentar evitar los abucheos en el desfile

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llegado hasta la tribuna de autoridades del desfile de la Fiesta Nacional del 12 de octubre, en la Plaza de Lima, bajo una intensa pitada por parte del público asistente. El líder socialista ha roto el estricto protocolo que rige la llegada de autoridades a la parada militar, haciendo esperar al Rey dentro de su coche oficial durante unos treinta segundos. Sánchez llegó hasta la zona de tribuna más tarde que el Jefe del Estado para tratar de evitar la pitada, pero su plan fracasó: fue tan sonora que incluso TVE, que había minimizado el sonido ambiente de su señal, tuvo que comentar los abucheos.

Cuando los Reyes llegaron ya les estaban esperando la ministra de Defensa, Margarita Robles, seguida tiempo después por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Los tres llegaban a pie hasta la zona de autoridades donde se esperaba la llegada de Felipe VI y la Reina Letizia. Ni rastro en ese momento del presidente del Gobierno.

El Rolls Royce de Patrimonio Nacional en el que viajaban los Reyes, rodeados de la caballería de la Guardia Real, enfilaba la Castellana rumbo al sur, hacia la tribuna, a pocos minutos de las once de la mañana. El paso del vehículo, lento para que los españoles presentes en las acera pudieran verles al paso, se fue ralentizando aún más porque no había llegado el presidente del Gobierno.

El Jefe del Estado tuvo que esperar un minuto en el interior de su vehículo a que llegara el Audi oficial de Sánchez. Un intento del presidente por sortear una pitada que finalmente se produjo. Y con gran intensidad, ya que incluso fue comentada por los comentaristas de TVE ante la imposibilidad de ocultarlos. Y todo pese a que la señal minimizaba el sonido ambiente.

De esta manera, el líder socialista se ha saltado de forma flagrante un protocolo que se viene cumpliendo desde hace décadas, que establece que el presidente del Gobierno debe ser la penúltima autoridad en llegar a la zona, ser recibido por el ministro de Defensa, y juntos esperar la baja del Rey de su vehículo. Esta vez, fue el Rey quien esperó a Sánchez.

Pero la ruptura de protocolo fue aún mayor, ya que tampoco saludó, como dictan las reglas protocolarias, a las autoridades que le esperaban en la Castellana: la ministra de Defensa, Margarita Robles, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Teodoro Esteban López Calderón. Sánchez les ignoró antes y después de la llegada del Rey.

Desfile

El desfile militar por el Día de la Fiesta Nacional que se celebra esta mañana del 12 de octubre se lleva a cabo como es tradición, con las tropas desfilando por el paseo de la Castellana de Madrid. Un desfile en el que participan no sólo las Fuerzas Armadas sino también, efectivos de la Policía Nacional, Guardia Civil y Salvamento Marítimo, con vehículos terrestres y aeronaves.

Como de costumbre, el acto da comienzo con la llegada de los Reyes a la Plaza de Lima para llevar a cabo los honores militares, seguido del popular salto paracaidista, así como el homenaje a la Bandera Nacional con el izado de la misma.

En el desfile del 12 de octubre de este año se incluye además un homenaje a los servicios de emergencia tras todas las catástrofes a las que han hecho frente en los últimos años, especialmente debido a la pandemia por Covid-19. En la anterior edición participaron más de 2.600 efectivos, 68 aeronaves y 115 vehículos que llenaron el Paseo de la Castellana.

Este año se ha dado una polémica añadida al desfile, con la no asistencia del sector conservador de la judicatura. Moncloa no cursó las invitaciones a las asociaciones conservadoras a tiempo, llegándoles este mismo martes según su versión. Además, no se incluía la posibilidad, como es habitual, de ir junto a un acompañante. Desde este sector conservador de la judicatura sospechan que puede ser una maniobra de ‘castigo’ por parte de Moncloa ante el bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial.