Marlaska ordenó más privilegios para los golpistas: celdas individuales y un preso que les lleve la maleta
La Dirección General de Instituciones Penitenciarias, que depende del ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska, dio instrucciones a los responsables de la cárcel de Soto del Real para colmar de privilegios y comodidades a los presos golpistas que, el próximo martes día 12, se sentarán en el banquillo del Tribunal Supremo.
Cuando llegaron a Soto del Real, el pasado día 1, Oriol Junqueras, los Jordis y el resto de golpistas se encontraron un auténtico comité de recepción: la dirección había dispuesto que un preso les llevara el equipaje y les explicara el funcionamiento del módulo.
La norma habitual es que, cuando llega un nuevo interno, debe pasar varios días en el módulo de ingresos, donde es clasificado, se somete a un reconocimiento médico y tiene varias entrevistas con un psicólogo, un trabajador social y un educador. Todo ello, tras tomarle las huellas dactilares, hacerle una fotografía y realizar un control de sus pertenencias. Sólo unos días después, la dirección del centro decide a qué módulo debe ser trasladado, en función de sus circunstancias personales.
En el caso de los presos golpistas, al llegar a Soto del Real ingresaron directamente en el módulo de respeto, reservados para los presos de confianza que han demostrado buen comportamiento durante meses. La dirección había trasladado previamente a varios internos a otros módulos, para que los políticos del 1-O puedan disfrutar de celdas individuales y contiguas entre sí.
Encontraron su celda como en un hotel
Cualquier nuevo interno debe pasar a recoger su ropa de cama, kit de higiene y cubiertos. Los golpistas no tuvieron que cargar con ello: se lo encontraron todo colocado sobre la cama, como si se encontraran en un hotel. También encontraron en la celda escobas, fregonas, bayetas, cubos, escobillas, gel y lejía completamente nuevos, sin estrenar, mientras que cualquier otro preso hereda este material, ya usado, del anterior inquilino de su celda.
Cuando llega un interno nuevo a Soto del Real, se pasa la primera jornada limpiando y desinfectando su habitáculo. Si encuentra alguna avería o desperfecto, debe presentar un parte y esperar a que, días o meses después, se autorice la reparación.
Junqueras y el resto de golpistas encontraron sus celdas individuales completamente pulcras: alguien se había encargado de hacer limpieza a fondo pocas horas antes. No sólo eso: un fontanero había inspeccionado cada una de sus celdas, para detectar cualquier problema con la instalación. También se les ha reservado tres mesas en el comedor, mientras que el resto de presos se sientan donde pueden o les dejan.
Todos estos privilegios, autorizados desde el Ministerio de Interior, constituyen un agravio comparativo para el resto de internos y han provocado todo tipo de recelos en el módulo 10, donde se alojan los golpistas.
Querían wifi como en Lledoners
La mayoría de los internos de Soto del Real tiene que esperar varios meses a que se le autorice a tener un ordenador en su celda. Los golpistas del 1-O sólo han tenido que esperar unas horas y todavía se han quejado, a través de sus abogados, de que no se les permita tener wifi en las celdas.
En la cárcel de Lledoners sí tenían conexión wifi permanente. De este modo, la consellera de Justicia de la Generalitat Ester Capella vulneró el auto del juez Pablo Llarena que autorizó a los golpistas a tener un ordenador en su celda, para estudiar el sumario, pero sin conexión a Internet. Durante su estancia en Lledoners, los golpistas dispusieron de ordenadores con Internet, por lo que estuvieron comunicados con el exterior durante las 24 horas del día (y arengando a sus seguidores a través de Twitter), vulnerando todas las normas de aislamiento del sistema penitenciario.
Con todos los privilegios concedidos a los golpistas en la cárcel de Soto del Real, el Gobierno de Pedro Sánchez ha intentado complacer a sus socios independentistas mientras se desarrollaban las negociaciones para obtener su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado.
Esto no ha impedido, por supuesto, que los independentistas denunciaran un supuesto trato vejatorio en el traslado de los presos del 1-O hasta Madrid. También se han quejado de que pasan frío en la cárcel. Tras visitar a los golpistas, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha denunciado este sábado que tendrán que madrugar para ir al juicio.
En cualquier caso, en Soto del Real nunca podrán tener tantos privilegios como en Lledoners, donde recibían visitas durante las 24 horas del día, sin ningún límite de tiempo.
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