Trapero, Forn y Cuixart sellaron un pacto para engañar a la Guardia Civll el 1-O
El mayor Josep Lluís Trapero, el ex consejero de Interior Joaquim Forn, y Jordi Cuixart -el presidente de Òmnium Cultural- sellaron un pacto para engañar a la Guardia Civll el 1-O. Las órdenes las daba Jordi Cuixart. Y sus indicaciones llegaban hasta el mayor de los Mossos, Trapero, que hizo posible que los policías autonómicos desobedeciesen de forma sistemática las exigencias de la Justicia y del coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos en los días en los que estuvieron bajo su teórico mando ordenado por la Justicia.
La Guardia Civil ha acreditado con pinchazos telefónicas que todo fue una farsa. Que tras los ataques a los coches de la Guardia Civil producidos en el registro judicial al Departamento de Economía, los golpistas optaron por una estrategia de relajación para eludir la acción policial y de la Justicia. Y que todo ello perseguía un único fin: seguir fabricando el golpe de Estado a espaldas de las autoridades nacionales.
El informe de la Guardia Civil al que ha accedido OKDIARIO refleja como “el día 23 de septiembre se registraba una conversación telefónica entre Carles Viver y Margarita Gil”. El primero de ellos -ex magistrado del Tribunal Constitucional- está ya acreditado por la Guardia Civil como uno de los cerebros jurídicos del 1-O. La segunda persona formaba igualmente parte del equipo de encargados de llevar a buen puerto las votaciones ilegales. En esa grabación telefónica, Viver empieza comentando “cómo fue el registro sufrido por la Guardia Civil, pero en la parte final de la misma, a partir del minuto 04:53, Carles Viver dice que Cuixart había dicho que estos días no entren en la escalada de provocación y que no debían hacer manifestaciones ni nada”. Se trataba de un cambio de planes, como señala en su informe la Benemérita: “Quedando claro que la estrategia política del gobierno catalán y de todo el movimiento independentista era mantener la calma tras las manifestaciones que organizaron el día 20 de septiembre con motivo de las actuaciones de la Guardia Civil”, apunta el informe policial.
El objetivo era eludir la actuación judicial y evitar un impacto en la “imagen internacional”. Porque, por primera vez, las actuaciones de la Fiscalía y de las fuerzas policiales nacionales empezaban a preocupar a los golpistas.
Pero el pinchazo telefónico de esta llamada incorpora a nuevos protagonistas. “También añadiría [Viver] que lo de los Mossos podía derivar en cualquier cosa y que Trapero había dicho que él no aceptaba”.
La Guardia Civil incluye inmediatamente en su informe la siguiente aclaración: “Se entiende en la conversación que hablan de la celebración del referéndum que querían llevar a cabo el día 1 de octubre” y que “el jefe de los Mossos había dicho que no iba aceptar lo que se entendía que era la dirección de la coordinación en las funciones de esta policía autonómica de alguien impuesto por el Ministerio del Interior”. Porque lejos de lo que ahora pretenden los separatistas que crea el juez Llarena, nunca tuvieron la intención de acatar las órdenes, ni de la Justicia, ni de Interior.
Aquellos días fueron en los que, tras los ataques y brotes de violencia, la Justicia tomó la decisión de obligar a Trapero a acatar un mando impuesto desde Interior: el del coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos.
Pero, como explica la Benemérita en su informe, “otro dato importante que se desprende de este comentario es como el propio Carlos Viver reconoce de manera implícita como Jordi Cuixart es la persona encargada de organizar los movimientos sociales determinando cuándo se producen manifestaciones o concentraciones del independentismo catalán y cuándo no”.
Pero Cuixart no tenía mando directo sobre Trapero. Razón por la que la Guardia Civil sospecha que en esa cadena de mando tenía que estar el ex consejero de Interior Forn que, por acción o por omisión, tuvo que ordenar o permitir que su mayor de los Mossos permaneciese en actitud rebelde y que únicamente la camuflase su activismo separatista y golpista por la indicación estratégica de Cuixart.
Días después se observó el cambio: Pérez de los Cobos reclamó en las reuniones la presencia del responsable de los Mossos para coordinar las actuaciones en contra del golpe. Trapero no acudió, pero sí lo hizo su segundo en la cadena de mando: Ferrán López, el actual responsable de los Mossos. Y por debajo de él, por supuesto, todo siguió como ya se conoce: con plena desobediencia. Porque las órdenes venían de más arriba y, como señalaba Cuixart, el golpe tenía que llegar hasta el final.
El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha ordenado una nueva lista de diligencias relacionadas con el 1-O, entre ellas la citación como testigo del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos. Y Llarena tiene ya en su poder este informe, que tendrá que evaluar para analizar las responsabilidades de quienes orquestaron un engaño para sortear el control judicial y policial.
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