Iglesias acudió de espectador a un debate en el que fue ninguneado
Tono suave, muchas menciones a la Constitución y una única a las "cloacas del Estado" para dejar mal a Sánchez por el 'caso Pozas'. El debate de Pablo Iglesias pasará desapercibido tras el ninguneo al que le sometieron sus rivales, que dejaron la impresión de que el de Podemos había acudido a TVE para presenciar como mero espectador el intercambio de golpes de Rivera y Casado contra Sánchez.
Pablo Iglesias se pasó el debate con la Constitución en la boca. Y en varias veces también en la mano. Una de las anécdotas que dejaron los 100 minutos de enfrentamiento a cuatro fueron las imágenes de Iglesias con una pequeña Constitución en la mano leyendo diversos artículos sobre sanidad, fiscalidad o política territorial.
Su inicio del debate fue sin duda el más suave de todos los candidatos. Mientras el resto comenzó hablando de indultos, de crisis económica o de creación de empleo, Iglesias dio las gracias a los trabajadores de TVE «por su independencia» y reivindicó «legislar los debates» para que no vuelva a ocurrir el «sainete» (como lo llamaron los propios trabajadores de la corporación) que se vivió la pasada semana. «Hoy toca discutir propuestas sin insultos y sin monólogos» dijo.
Comenzó entonces el bloque de fiscalidad e Iglesias sacó por primera vez la Constitución para asegurar que en ella no hay mención a la progresividad fiscal. Tras reclamar una bajada del IVA a los productos básicos pasó a uno de los caballos de batalla que ha venido repitiendo durante toda la campaña: la devolución de los 60.000 millones de euros que dice recibieron los bancos en su rescate. «Los bancos tienen que pagar» dijo. Rivera le contrarreplicó recordando que Iglesias propone una subida del IRPF a las clases medias. «Si gobierna Iglesias, agárrense la cartera» aseguró el líder de Ciudadanos.
Ataques a Sánchez
La mayoría de sus reproches en su intervención fueron dirigidas a Sánchez: por no publicar la lista de amnistiados fiscales, por no intervenir en el mercado de la vivienda y del alquiler…
Llegó entonces otro de los golpes que Iglesias le tenía guardado a Sánchez. «Aspiramos a gobernar con usted, pero debemos saber si usted quiere gobernar con Rivera». Le ha contestado rápidamente el propio Rivera que «no», e Iglesias le respondió que de «usted no se puede uno fiar, le estoy preguntando a Pedro». El candidato socialista no respondió. En las declaraciones post debate, Iglesias se fue recordando que se iba sin una respuesta clara de Sánchez. «Los ciudadanos tienen claro a quién votar si quieren un gobierno de izquierdas» dijo para apuntalar su mensaje anti voto-útil.
Sobre Cataluña, Iglesias apostó por «la convivencia», que «no se puede recuperar con agresividad. Hacen falta unos cuantos insultos y gritos menos» aseguró. Y nueva mención a la Constitución: «No la utilicemos como ladrillo que lanzarnos los unos a los otros».
Sánchez intentó tender puentes con Iglesias, buscando un aliado en pleno vendaval de golpes que le llegaban desde sus flancos por parte de Rivera y Casado. Hizo referencia el socialista a la «policía patriótica» y al episodio de espionaje a Podemos. Y el tiro le salió por la culata a Sánchez.
Mención a Pozas
Iglesias le contestó recordándole al presidente que su número dos de comunicación en Moncloa, Alberto Pozas, es a día de hoy el único investigado por ese caso de espionaje. «Pedro, ¿cómo acabó esta persona trabajando en Moncloa?» le dijo, sin que el candidato socialista supiera muy bien qué ni cómo responder.
Fue quizás el único momento en que Iglesias se salió de un guión gris definido desde Galapagar para hacerle pasar por un candidato comedido, racional, y dispuesto a debatir propuestas con un tono suave y conciliador, pero que en realidad tuvo una puesta en escena aburrida y sin fuerza en la que acabó ninguneado por el resto.
“Les pedimos una oportunidad, cuatro años. Si gobernamos y no hacemos nada, no nos voten más” cerró Iglesias. Mensaje muy diferente de aquel ‘esperanzador’ cierre que hizo en el debate de 2015: «Sonrían, que sí se puede».
En Galapagar
Iglesias se presentaba al debate con el objetivo de desterrar la idea del llamado ‘voto útil’ de la izquierda que el PSOE lleva reclamando desde que se convocaron las elecciones generales. Iglesias suspendió todos sus actos de campaña del pasado fin de semana y se encerró en su chalet de Galapagar para, junto a su equipo más cercano, prepararse para la cita de este lunes y la del martes en Atresmedia.
A falta de una hora para el debate, Iglesias envió un mensaje a sus seguidores: “Os invito a verlo con vuestros familiares o amigos porque es muy importante que la gente llegue al 28A conociendo todas las propuestas. El 28A #LaHistoriaLaEscribesTú”.
El líder de Podemos fue el último de los candidatos en llegar -en un Volkswagen Golf- a los estudios de Prado del Rey a las nueve y veinte de la noche. El único que no vestía traje para la ocasión. Le acompañaba su jefe de gabinete, Pablo Gentili.
En los minutos posteriores a su llegada, cuando se dirigía con su equipo a su camerino, se produjo un encuentro fortuito de Iglesias con el Pedro Sánchez y con el ministro en funciones José Luis Ábalos. Los tres se saludaron sonrientes mientras Ana Blanco insistía en que el momento no estaba preparado.
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