Del 28A al 10N: cronología del fracaso de la política
El lunes Felipe Vl firmará la disolución de las Cortes y el martes se publicará el Real Decreto en el BOE.
Cuando el 28 de abril, en los exteriores de la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid, miles de afiliados y simpatizantes celebraban la victoria en las urnas, en la cuarta planta del cuartel general de los socialistas el ganador de esas elecciones, Pedro Sánchez, confesaba a su núcleo duro que no estaba conforme con los resultados. Quería más del 30% de los votos y no los consiguió. Ese día, salvo alguna gran sorpresa, Sánchez ponía rumbo a una repetición electoral.
Tres meses antes, el 15 de abril, el presidente comparecía en el Palacio de La Moncloa para anunciar la disolución de las Cortes y un adelanto electoral. Era el resultado de su incapacidad de encontrar los apoyos necesarios para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Como ayer, cuando sentenció la legislatura, al no saber llegar a acuerdos.
Tras el día de los enamorados, Sánchez emprendía un camino, con consecuencias desconocidas, que ha acabado con el romance que mantenía con Ciudadanos y Unidas Podemos. Desde ese 15 de febrero todo no ha hecho más que empeorar, la inestabilidad creada desde la moción de censura, daba pie a ello.
La precampaña del 28-A fue larga y la campaña fue dura, lo que denotaba que lo que estaba por venir no iba a ser fácil. A los pocos días de ganar las elecciones, el presidente en funciones, citó en La Moncloa a todos los líderes políticos empezando por Pablo Iglesias.
De nuevo la cosa pintaba bien, pero el parón de la campaña electoral de las municipales y las europeas, y el posterior resultado -con una victoria aplastante del PSOE y un hundimiento de Podemos-, dificultaron cualquier gobierno de coalición -aunque intento hubo-.
Tras esos comicios, el PSOE, dejó pasar las semanas hasta mediados de julio, cuando se reanudaron los encuentros con varias citas -principalmente entre Sánchez e Iglesias- y alguna con Pablo Casado. El líder de Ciudadanos Albert Rivera se descolgó y rechazó acudir a las llamadas del presidente.
PSOE y Podemos consiguieron encauzar un canal, reuniendo a sus equipos negociadores, pero la falta de garantías y las filtraciones dinamitaron, horas antes del pleno de investidura del 23 de julio, cualquier oportunidad de acuerdo. Carmen Calvo y Pablo Echenique lideraron las negociaciones. Entretanto, en una entrevista, Sánchez decía que Iglesias era «el principal escollo» y éste, a través de un vídeo, se apartaba.
Los morados continuaban reclamando una coalición, el PSOE se la ofreció, pero a Iglesias -fuera del Gobierno- le pareció insuficiente. Sánchez perdió su segunda investidura y la repetición electoral parecía ya inevitable. Con ese escenario de bloqueo, el jefe del Ejecutivo, empezó a reunirse con entidades sociales y con los partidos como Compromís.
Todo parecía ir bien y a tiempo. Pero se quedó en Compromís. Sánchez se marchó de vacaciones a Doñana y prometió llamar al resto de líderes para reunirse a finales de agosto. Sólo se vio con el PNV y Miguel Ángel Revilla. Ni con Iglesias, ni con Casado ni con Rivera. Sin ellos, no salía investido.
Y pese alguna conversación de los equipos negociadores, sin novedades hasta ayer. Una rápida ronda de llamadas, más para tener información privilegiada con el fin de preparar su cita con el Rey que de cortesía o de voluntad negociadora, bastó a Sánchez para despachar a sus rivales políticos. Dice que él «lo ha intentado todo» pero que «nos han bloqueado».
Tras el encuentro con el monarca se volvió a Moncloa y, cuarenta y cinco minutos más tarde de la hora prevista, con puntualidad de los telediarios a las nueve en punto apareció en el atril del edificio del portavoz consciente que sus primeras palabras serían retransmitidas en directo. «El resultado es claro: no hay una mayoría en el Congreso que garantice la formación de un gobierno, por lo que el país se ve abocado a una repetición electoral el 10 de noviembre», sentenció, para añadir que «los españoles ya hablaron y hablaron claro el pasado mes de abril» para posteriormente empezar a cargar, principalmente, contra Pablo Iglesias.
El lunes Felipe Vl firmará la disolución de las Cortes y el martes se publicará el Real Decreto en el BOE. Pillará a Sánchez de viaje en Nueva York. Pero como ya empezó la campaña ayer, en La Moncloa, ese día solo tendrá que repetir el argumentario de que la culpa es de los otros. Igual incluso usa a algún líder internacional en beneficio de sus intereses.
El cambio en la ley electoral, que se hizo tras la primera repetición de la historia democrática en 2016, hace que desde la convocatoria hasta la jornada electoral transcurran solo 47 días y la campaña se reduzca a solo una semana. Pero no dice nada de la precampaña, y será larga.
Alrededor del día de navidad el Congreso abrirá una nueva legislatura y la rueda volverá a girar, al punto donde se quedó ayer. Los mismos cuatro candidatos deberán volverse a poner de acuerdo o abocar de nuevo a España a las quintas elecciones en cuatro años.
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