Aznar contrario al proceso de diálogo del Gobierno con los independentistas catalanes
La Fundación FAES que dirige José María Aznar ha respondido este martes a las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sobre que fue un error no pactar una postura común sobre el Estatut, recordando que el PSOE firmó el Pacto del Tinell para aislar a los populares.
«Por un elemental sentido histórico y de fidelidad a los hechos, que no están reñidos con la voluntad conciliadora, si se habla de las firmas que se recogieron en aquellos días, hay que recordar que para firmas, las que se estamparon en el ‘pacto del Tinell’», ha afirmado FAES en un análisis.
El Pacto del Tinell fue llevado a cabo tras las elecciones autonómicas de 2003 y lo firmaron PSC, ERC e ICV-EUiA dando lugar a la formación del tripartito catalán.
FAES ha respondido así a unas palabras de Sáenz de Santamaría este lunes en la COPE en las que, al plantearle si fue un error la actitud del PP contra el Estatuto de Cataluña al recoger firmas, señaló que de todo debería sacarse una lección, y de ese caso cree que la principal es que populares y socialistas deben ir de la mano cuando se trata de abordar el diseño institucional de España.
«Fue un error no trabajar previamente ambos partidos para buscar un acuerdo más que proceder unilateralmente unos y otros», precisó la vicepresidenta del Gobierno.
En su análisis, la fundación de Aznar cree que en este caso «la buena idea -apurar las posibilidades de diálogo en Cataluña- no debería llevarse al extremo de prescindir de una historia reciente en detrimento de las posiciones que el PP adoptó en su compromiso con la Constitución y de la movilización de sus militantes».
«Ese compromiso incluyó en su día la acción ante el Tribunal Constitucional frente a un Estatuto cuyos promotores sabían que ofrecía motivos claros de inconstitucionalidad», añade. En ese «cuidado reparto de responsabilidades con los socialistas», continúa la fundación, «el PP también debería haberse esforzado más. De nuevo el PP y sus carencias».
«Y de nuevo, esa tendencia en el Partido Popular a asumir el relato que hacen de él sus adversarios. El PSOE de Zapatero consiguió que muchos en el PP se creyeran que eran ellos y no el extremismo ideológico de aquel ‘nuevo PSOE’ los que ‘crispaban’», considera la organización que dirige Aznar.
Enmienda total al Gobierno
El texto hace un repaso por la derrota del PP en 2008 y afirma que, una vez en el Gobierno, «asumió su etiqueta de desalmado recortador, con gesto de resignación, entre apelaciones a la ética de la responsabilidad y a los dictados de Bruselas».
«El Gobierno que había elevado los impuestos como nunca antes en España, haciéndolos recaer especialmente sobre su base electoral, pasaba por reaccionario a ojos de los progresistas cuyo gran referente, Rodríguez Zapatero, había llegado a afirmar que bajar los impuestos era de izquierdas», agrega.
Se refiere a Cataluña y a «la exigencia de que el PP expiara lo que la izquierda y el nacionalismo han conseguido convertir en el acontecimiento crítico, en el punto de inflexión histórico que abrió las compuertas del independentismo: pedir firmas en la calle para apoyar un recurso de inconstitucionalidad».
«De ahí la culpa asumida y la autocrítica: en vez de pedir firmas en la calle, el PP debería haberse esforzado más -al parecer no lo hizo con suficiente dedicación- para llegar a un acuerdo con el PSOE sobre el nuevo Estatuto», apunta FAES.
Sin embargo, añade, «el maridaje de izquierda y nacionalistas en Cataluña se había plasmado en un pacto firmado con pompa y solemnidad en el salón del Tinell de la Generalidat, que se basaba precisamente en excluir al PP de todo acuerdo».
«Será fácil recordar cuántas enmiendas presentó el PP, pero más fácil aún cuántas fueron aceptadas en el curso de la tramitación del proyecto: ninguna», recuerda. Por ello concluye que el acuerdo con los socialistas «no parece que fuera cuestión de esfuerzo». «Fue una posibilidad vetada por quienes hicieron un Estatuto con plena conciencia de su inconstitucionalidad y con el objetivo de asentar, en Madrid y en Barcelona, un proyecto de poder que prolongaría la mayoría de Zapatero y el tripartito catalán sobre la base de la exclusión del Partido Popular», finaliza.