Así fue la otra visita de Biden a España: Zapatero recortó sueldos y pensiones 4 días después
Un precedente inquietante sobrevuela sobre el segundo encuentro de Biden con un inquilino del PSOE en La Moncloa
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Pedro Sánchez logrará este martes una de las fotos más buscadas desde que es presidente del Gobierno y sacudirse de una vez las mofas por el famoso paseo de los 30 segundos: recibir en el Palacio de La Moncloa a Joe Biden, en lo que será su primer encuentro privado con un presidente de EEUU. Será la segunda vez que Biden pise España. La anterior, el 7 y 8 de mayo de 2010, entonces como vicepresidente de Obama y en un contexto de crisis económica como el actual, trae recuerdos inquietantes para el PSOE. El Gobierno que encabezaba Zapatero, con España al borde de la bancarrota, aprobó cuatro días después el mayor recorte de derechos sociales de la democracia.
Cuando Sánchez reciba este martes a Biden en la escalinata de La Moncloa habrán pasado casi 8 años desde que el líder del mundo libre puso por última vez sus pies en la residencia del presidente del Gobierno de España. El 10 de julio de 2016 Obama visitó a Rajoy, zanjando así las distancias que EEUU había marcado con España desde que Zapatero desairó a demócratas y republicanos, quedándose sentado al paso de la bandera de las barras y estrellas en el desfile de 2003, al que siguió la repentina retirada de Irak en abril de 2004 y el llamamiento a otros países para que hicieran lo mismo.
La anterior visita de Biden, entonces como vicepresidente de Obama, sirvió para dejar en evidencia el discurso melifluo de Zapatero respecto a las Fuerzas Armadas y su debilidad como aliado. Biden aterrizó en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) a bordo de un Boeing C-32 con indicativo militar Air Force Two y sólo forzó un acto en su agenda. Para sorpresa de Zapatero, Biden quería visitar y rendir homenaje a los efectivos de la Brigada Paracaidista (Bripac) del Ejército de Tierra, que a las pocas semanas iban a partir rumbo a Afganistán para desplegarse en Badghis, la provincia más pobre del país asiático y bajo responsabilidad española. Allí iban a combatir a los talibanes codo con codo con tropas estadounidenses.
El acto no hacía ninguna gracia al presidente socialista, que había llegado a La Moncloa marcando su perfil antimilitarista y antiamericano. Biden afirmó que quería «rendir tributo» a los «guerreros» que acompañan las tropas estadounidenses en Afganistán. «Cuando los soldados estadounidenses tienen que escoger quienes les acompañan en el combate, eligen unidades de élite valientes como las que tengo delante», dijo respecto a la Brigada Paracaidista, a cuyos militares recordó que cumplían con «honor y orgullo» la «obligación» de combatir el terrorismo y les recordó que luchaban por la libertad.
Por el contrario, Zapatero, acompañado por el entonces Jemad Julio Rodríguez, hoy destacado miembro de Podemos, empleó su intervención para recalcar esa idea tan progre del Ejército como sucedáneo de una ONG. Según dijo, los soldados y civiles –en alusión a los cooperantes– desplegados en el país asiático «encarnáis la solidaridad española» y destacó que la presencia española había contribuido a «aumentar los niveles de educación» y a crear «puestos de trabajo».
Tijeretazo
Pero Biden venía con otro mensaje bajo el brazo: la enorme preocupación que existía en Washington con la crisis económica española y la parsimonia del gabinete socialista para hacerla frente, donde la estrategia de comunicación monclovita prohibía incluso el uso de la palabra “crisis” para definir la situación. La primera potencia del mundo se estaba jugando 54.000 millones en el rescate europeo, cuyo éxito dependía de un ajuste fiscal en España al que Zapatero se resistía.
Dos días después de que Biden se marchara de España, Zapatero recibió una llamada telefónica de Obama para que no quedara duda alguna. Ambos presidentes, según el comunicado difundido por la Casa Blanca, «hablaron de la importancia de que España adopte acciones resolutivas como parte del esfuerzo de Europa para fortalecer su economía y la confianza de los mercados».
La huida hacia delante de Zapatero había llegado a su fin. Cuatro días después del adiós de Biden y dos del telefonazo de Obama, Zapatero subió al estrado del Congreso de los Diputados para anunciar, sin anestesia alguna, el recorte del 5% del sueldo a los funcionarios, la congelación de las pensiones, la derogación del cheque-bebé que meses antes había puesto en marcha, la reducción de más de 6.000 millones de la inversión pública y de otros 600 de la ayuda al desarrollo.
El socialismo se había quedado sin dinero y Zapatero, sin crédito para seguir adelante. Once meses después anunciaba que no se presentaría a la reelección. Es el precedente que sobrevuela sobre el que será el segundo encuentro de Biden con un inquilino del PSOE en La Moncloa. Y Sánchez no puede quitárselo de la cabeza.
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