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Economía
Pensión de viudedad

Una jubilada dice esto de la pensión de viudedad y toda España le aplaude: «Me pagan la mitad…»

El tema de las pensiones de viudedad vuelve a generar debate, y esta vez no ha sido por un cambio o por saber los casos en los que pueden llegar a quitarla,  sino por el testimonio directo de una jubilada. Una mujer que ha trabajado toda su vida y que, ahora que le toca descansar, siente que el sistema no le responde como debería. Lo contó en televisión con una claridad que no deja lugar a dudas.

Se trata de Charo Catoira, viuda y jubilada, que acudió al programa Y ahora Sonsoles para hablar en nombre de tantas mujeres que cobran esta pensión. Su testimonio dejó claro que no habla sólo de su caso, sino del de un colectivo entero que se siente olvidado. Y lo hizo con una mezcla de indignación y valentía que ha provocado que lo que ha contado, se haya hecho viral en las redes sociales. Cientos de comentarios la aplaudían y daban las gracias por poner voz a lo que muchos piensan en silencio. Porque más allá de las estadísticas (dos millones y medio de personas reciben la pensión de viudedad en España) están las historias reales de mujeres que como Charo se preguntan, ¿por qué se nos paga sólo una parte de lo que cotizaron nuestros maridos?.

Una jubilada dice esto de la pensión de viudedad

Charo percibe cada mes 2.300 euros: 1.400 de la pensión de viudedad y 900 de la de jubilación. Aunque pueda parecer una cantidad considerable si se observa desde fuera, ella insiste en que no se trata de una cuestión de números concretos, sino de justicia. Su marido trabajó y cotizó toda la vida, pero a ella solo le reconocen el 52% de lo que correspondería. «No sé quién se queda con el otro 48%», explicó en el programa de Sonsoles Onega.

Ese cálculo, explica, resulta incomprensible. Si su marido estuviera vivo, seguiría recibiendo su pensión íntegra, pero al fallecer, la viuda se queda con la mitad. Para Charo, ese recorte no sólo es un agravio económico, sino también un golpe emocional añadido a la pérdida. «Aparte de haber perdido nuestra otra mitad, que eso crea una soledad, encima tenemos que vivir con menos. Y el problema es gordo», confiesa.

El límite que recorta la pensión

Su indignación aumenta al contar que, además, le han reducido 200 euros por llegar a un tope legal. Se trata de un límite que, en su opinión, no tiene sentido cuando se trata de gastos básicos. «El agua, la luz o la vivienda no tienen tope. ¿Por qué nos lo ponen a nosotros?», plantea. Esas restricciones, asegura, hacen que muchas viudas se vean obligadas a ajustar sus cuentas al céntimo, pese a haber trabajado y cotizado toda la vida.

«Yo cobro la pensión por lo que coticé. Y mi marido cobraba por lo que cotizaba», recuerda.

¿Cómo vivir con 1.200 euros al mes?

«¿Quién vive en este país con una pensión de 1.200 euros?» es la pregunta de esta jubilada, pero que refleja el sentir de muchas  personas mayores que, tras décadas de esfuerzo, sienten que los ingresos que reciben no les permiten mantener un nivel de vida digno. No se trata de lujos, aclara, sino de poder pagar facturas, alimentación y cuidados sin tener que renunciar a lo básico.

Ella misma admite que su lucha no es sólo por ella, sino por un colectivo. «Queremos que los pocos años que nos queden de vida sean con tranquilidad, con nuestras necesidades cubiertas», insiste. Porque la incertidumbre económica, sumada a la soledad, se convierte en una carga demasiado pesada.

Con cierta ironía, la mujer compara la situación actual con la de antes de la democracia. En aquel entonces, recuerda, la mujer que no trabajaba cobraba el 100% de la pensión del marido. «Señoras, vámonos para casa y no trabajemos ninguna. Así vivimos de la pensión del marido. Es la solución», dijo en directo, denunciando un sistema que parece haber dado un paso atrás en derechos.

Ese contraste sirve para mostrar la paradoja: las mujeres han trabajado, han cotizado y han contribuido al sistema, pero a la hora de recibir lo que les corresponde, sienten que se quedan a medias.