El impuesto del PSOE para financiar las pensiones recauda casi 90.000 millones en Francia
El PSOE ha vuelto a anunciar que pretende financiar el desfase de las pensiones con la creación de un recargo solidario al estilo francés, la llamada Contribución Social Generalizada. Así lo trasladó al menos el propio Jordi Sevilla al diario El País. Sólo que en Francia este impuesto recaudó en 2012 casi 90.000 millones de euros. Se trata de una figura tributaria añadida a las cotizaciones que puede contar con una potencia recaudatoria brutal y que es responsable de que la presión fiscal en Francia se haya disparado en los últimos años hasta el entorno del 53% del PIB.
Cuando esta tasa se puso en marcha a principios de la década de los 90, tan sólo era una suerte de recargo del 1% sobre el 95% de las rentas brutas del trabajo. Sin embargo, el tipo se ha ido subiendo hasta el 7,5% sobre el 97% de las rentas salariales.
Pero es que además el impuesto no se queda ahí. Prácticamente se aplica a todo lo que se mueve. Estén o no incluidos en la Seguridad Social, tienen que abonarlo todos los residentes del país del hexágono, incluidos los pensionistas. En el caso de estos últimos, el gravamen puede ascender hasta el 7,5% sobre el 95% de la prestación, si bien se reduce al 3,8% para las pensiones por debajo de 13.900 euros.
En cuanto a las rentas del capital, éstas han de desembolsar un 6,6% de la base. Y otro tanto ocurre con las plusvalías, que han de tributar un 8,2%. O sea, nada se libra de este impuestazo destinado a soportar el sistema de pensiones. Hasta los desempleados o el subsidio diario por enfermedad han de apoquinar por este concepto.
Aunque el PSOE comenzase aplicando tasas mucho más bajas, las posibilidades recaudatorias se antojan muy amplias y se corre el riesgo de que tenga mucho recorrido al alza, encareciendo sobremanera el empleo sin que este país tenga las ratios de productividad galas.
Basta con hacer unos números rápidos. Francisco de la Torre, responsable de fiscalidad de Ciudadanos y número 2 de la lista al Congreso por Madrid, recuerda que el total de rendimientos del trabajo en España ascendió en 2015 a 523.163 millones de euros según datos de la Agencia Tributaria. Por lo tanto, a poco que se ponga en marcha la versión inicial que se adoptó en Francia del 1% del 95% de los rendimientos del trabajo, en teoría se podrían recaudar con facilidad hasta 4.970 millones de euros.
De adoptarse el formato actual de la Contribución Social Generalizada francesa, se podría exprimir una recaudación superior a los 40.000 millones de euros, un alza tributaria que dobla las emprendidas por Montoro.
“Esto supone una subida de impuestos a los que ya pagan demasiado. La propuesta del PSOE castigaría fundamentalmente a los trabajadores precarios con salarios bajos, que hasta ahora no pagan apenas IRPF y que pagarían el nuevo impuesto. Además de injusto, un impuesto de este tipo, especialmente con los elevadísimos tipos actuales de Francia, fomentaría la economía sumergida y destruiría empleo en los sectores más desprotegidos», comenta De la Torre.
Mejor el IVA
“En el PSOE insisten en que la presión fiscal es baja y por lo tanto ven mucho margen para subir impuestos. Sin embargo, no se dan cuenta de que el esfuerzo fiscal del ciudadano es por lo general superior a Europa para unas mismas rentas”, sostiene un experto consultado.
Por lo general, la tendencia en el continente europeo consiste en caminar hacia una mayor imposición indirecta tal y como siempre ha reclamado la Comisión a España. Nada de eso de subir la presión sobre las rentas como está proponiendo el PSOE. De hecho, a juicio de los economistas, los impuestos indirectos como el IVA tienen un menor efecto perjudicial sobre el empleo que los directos como IRPF o cotizaciones. Para empezar porque penalizan el gasto y no el trabajo, lo que a su vez fomenta el ahorro y, por lo tanto, el capital disponible para inversiones.
Además, salvo excepciones como la obra en casa o el fontanero, el IVA se escapa bastante menos hacia la economía sumergida que las rentas. Y con todo, el principal motivo para esgrimirlo reside en que el IVA grava también las importaciones y, en consecuencia, no altera la competitividad del país. En cambio, las cotizaciones o el IRPF penalizan el trabajo nacional mientras dejan sin tributar la producción de fuera.
“Uno de los mitos de la izquierda consiste en que los indirectos son menos progresivos y menos justos con las rentas bajas. Sin embargo, los ricos apenas pagan ya Renta pero, en cambio, sí que consumen mucho más”, apostillan varios expertos consultados.
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