Kylian Mbappé sigue sin dar pistas sobre su futuro, aunque sí habló en una entrevista concedida a L’Obs sobre cómo fue el momento en el que visitó Valdebebas en 2014 y conoció a Zidane y a Cristiano Ronaldo. El delantero francés explicó por qué dijo no al Real Madrid en aquel momento: «Mis padres querían que comenzara mi carrera en Francia, que tuviera una educación francesa…. para el fútbol, también para continuar mi educación. Ir a España, aunque fuera con Zidane, era otro país, otra cultura».
«Al principio fue difícil llevar ese peso, porque era muy joven. Era un chico de 18 a 19 años al que le encantaba hacer cosas como un chico de 18 a 19 años. Pero, en el campo, me pidieron que fuera adulto. Cuando quieres llegar al nivel superior, no hay lugar para los inmaduros, no hay espacio para los niños. Es el mundo de los adultos, tienes que estar preparado», dijo sobre su rápido ascenso a la élite del fútbol mundial.
Respecto a su futuro, el delantero del Paris Saint Germain reconoce que «siempre quiero ponerme retos, porque eso te permite no relajarte. Estar en el terreno de juego me alimenta, es mi recarga. Gracias a eso, tengo la energía para afrontar los demás aspectos del fútbol». Mbappé es el principal objetivo del Real Madrid para este verano, pero el futbolista no ha desvelado todavía lo que hará la próxima temporada. De momento, le queda un año más de contrato en París.
Orgulloso de ser francés
Kylian se siente orgulloso de ser francés y asegura que trata de darlo todo con la selección: «Nací en Francia, crecí en Francia, Francia me lo dio todo. Y trato de devolvérselo, cada vez que juego en la selección nacional. Creo que mi amor por Francia ya no está por demostrar. Juego con Francia por encima de todo. Siempre me han educado con esta forma de reconocimiento a Francia, porque Francia hace cosas por la gente, y a mí, a mi familia, le dio mucho. Debemos estar orgullosos de nuestro país, los estadounidenses están orgullosos de ser estadounidenses. ¿Por qué los franceses no están orgullosos de su país?».
En poco tiempo se ha convertido en un icono para los franceses y se siente orgulloso de ello. «¡Claro que estoy orgulloso de ello! Ser un icono de tu país es algo que crea derechos y deberes, pero también es motivo de orgullo, porque es sinónimo de reconocimiento, el de todo un país. Es un orgullo sin nombre». Sus paisanos tienen muchas esperanzas puestas en él para la Eurocopa de este verano.
Por último habló sobre su reciente vacunación contra el Covid-19 y afirma que si gracias a él «se vacunan otros jóvenes, lo hago con gusto»: «Sé el peso que tengo, el peso de mis palabras, el peso de mis acciones. Si gracias a mí se vacunan otros jóvenes, lo hago con gusto. Si puedo ayudar hay que hacerlo, no ser egoísta ni egocéntrico. Sé que tengo derechos y deberes también. Y es parte de mis deberes ayudar a los demás. También es una voluntad de mi parte, porque me han ayudado. Esta es la historia de la vida: primero te dan, luego tú devuelves».