Isco Alarcón ha resurgido de entre las cenizas cual Ave Fénix. El malagueño ha estado casi un año natural lejos de su mejor nivel, pero en las últimas semanas ha sido capaz de dar un golpe sobre la mesa y decir ‘aquí estoy yo’. Se lo prometió a Zidane durante el último parón internacional. El futbolista, que no fue citado por España, se quedó en Valdebebas trabajando y le dijo al técnico francés que iba a darlo todo para intentar ganarse un puesto y ser importante.
Le ha costado, pero ya está cumpliendo con esa promesa. El de Arroyo de la Miel está demostrando compromiso. Ha querido revertir su situación, y lo ha conseguido. Su actuación de este miércoles ante el Valencia en la Supercopa de España lo demuestra. Isco hizo un gran partido, ofreciéndose en todo momento, asociándose con sus compañeros y ayudando en labores defensivas como el que más. La guinda fue el gol, ese 0-2 con el que el Real Madrid ponía tierra de por medio en la primera parte.
No es un tanto más para Isco el que le marcó al equipo valencianista. El malagueño no veía puerta desde el pasado 31 de marzo de 2019, cuando le marcó en Liga al Huesca. Una sequía tan prolongada que todavía no le había permitido dedicarle un gol a su hijo Theo, que nació en julio. Este miércoles lo hizo, pero al margen de eso cuajó una sensacional actuación con la que devuelve la confianza a Zidane.
El entrenador francés tiene debilidad por él. «Me siento identificado con todos pero es verdad que por su posición me siento un poco más identificado con Isco, me gusta como jugador», decía hace unos días Zidane. Pese a que no estuviera a su mejor nivel, siempre trató de recuperarlo para la causa, y ya lo ha logrado. Lo ocurrido en el último parón de selecciones fue clave. Isco le prometió compromiso y desde entonces ha sido titular más veces que suplente, siendo su mejor partido del curso hasta la fecha el de este miércoles ante el Valencia en Arabia Saudí.