El Real Madrid amplió su idilio con el WiZink Center con una victoria de autoridad ante el Manresa que demostró que el equipo blanco ya ha adquirido esa unión que le puede acercar al éxito (86-61). No hay mejor manera para los de Chus Mateo de afrontar la maratón de cinco partidos fuera de casa que con este triunfo, el cuarto consecutivo en casa, en la jornada 5 de la Liga Endesa, con el que además escala varias posiciones en la tabla.
Una mañana plácida en la que además Mario Hezonja se reconcilió con su afición en el Palacio de los Deportes. Con un gran segundo cuarto que rubricó con un ataque de furia en el último, se coronó junto a Xavier Rathan-Mayes como el máximo anotador (14 puntos, cinco rebotes y una asistencia) tan sólo tres días después de que también funciona a la perfección como pasador.
Los locales repartieron la anotación con cuatro jugadores con +10 (Walter Tavares, Dzanan Musa y los ya mencionados Hezonja y Rathan Mayes). El canadiense fue la otra gran noticia, mucho más adaptado al sistema de Chus Mateo, aportando magia desde el exterior y despejando todas las dudas que había despertado con sus primeras actuaciones vestido de blanco.
El Real Madrid pegaba en el primer cuarto con el martillo de Tavares, pero dejaban algunas dudas atrás, hasta que con un cerrojo de tres buenas defensas puso tierra de por medio (16-8). Chus Mateo repetía su quinteto con Musa de inicio y lo cierto es que le volvería a funcionar. De nada valió que Manresa mantuviera el pulso en los cinco primeros minutos porque la irrupción de las estrellas de blanco secaba cualquier opción de los catalanes desde bien pronto.
Victoria de unión del Real Madrid contra el Manresa
La ventaja era lo suficiente cómoda al segundo parcial para que volviera a lucirse Hugo González (ocho puntos en sus primeros ocho minutos) y al descanso la paliza era sonrojante para un Manresa que sí despertó en el tercer cuarto después de encajar un duro 25-8. Pero la unión de un Real Madrid que repartió la anotación era absolutamente infranqueable para el cuadro de Diego Ocampo.
El último cuarto quedó ensuciado por una acción que ni con una larga revisión llegaron los árbitros a acertar. Fue una antideportiva a Hezonja, que estaba haciendo un buen partido, por levantarse. Sí, como lo leen. El joven jugador español del Manresa, Saint-Supery le impidió elevarse desde el suelo y cuando el croata consiguió hacerlo se lo llevó por delante involuntariamente. El WiZink se encendía y dedicaba una pitada de libro a los colegiados.
Hezonja, que no suele tomarse a la ligera este tipo de decisiones, ignoró lo ocurrido y se centró en el baloncesto porque la diferencia era demasiado cómoda como para darle la más mínima importancia. El croata además se reconcilió con un WiZink que ya le cantaba «¡Super Mario, Super Mario!», al sentarse. El Real Madrid rozaba la treintena de ventaja en el último parcial y Chus Mateo dio cabida a todos los menos habituales para sellar el cuatro triunfo seguido, todos en su fortín.