El Real Madrid sufrió, pero sacó su garra y eliminó al Barcelona por segundo año consecutivo en la semifinal de la Supercopa Endesa (89-83). En un último cuarto ajustadísimo, la insistencia blanca y, sobre todo, de Facundo Campazzo –máximo anotador del partido con 18 puntos– inclinó la balanza a favor de los de Chus Mateo, que buscarán revalidar este título por séptima vez consecutiva este domingo a las 20:00 horas.
Los blancos ya esperan rival, que saldrá de la segunda semifinal que se disputa también este sábado a partir de las 21:30 horas. UCAM Murcia, anfitrión y subcampeón de la pasada Liga, y Unicaja Málaga, líder de la última fase regular, son los posibles enfrentamientos de un equipo que sigue demostrando que no tiene rival en España a falta de demostrarlo por completo en la final.
Ni 24 segundos tardó Dzanan Musa en tirarse el primer triple, fallido. El que sí encestó fue Kevin Punter, que consiguió adelantar al Barça con una canasta preciosa de tres. Los de Chus Mateo empezaron algo erráticos y concediendo de más en defensa, pero el ritmo de Campazzo y un triplazo (minuto 3:20) les reenganchó, les dio su primera ventaja y se marcharon del primer cuarto con una ligera superioridad sobre su rival (20-18). Xavier Rathan-Mayes formó parte del quinteto inicial e igualó a Musa en anotación (seis puntos cada uno).
El Real Madrid salió mandón en el segundo cuarto, pero un valiente Barcelona le sorprendió y sobre todo Darío Brizuela y Jabari Parker, que firmaron nueve y siete puntos por cabeza para remontar una ventaja de ocho puntos de los blancos. Al descanso se llegaba con un marcador más ajustado imposible (41-42) y el Barça quería volver de vestuarios para cumplir con la tarea pendiente de la pasada temporada, la de no desconectarse en ningún momento ante su máximo rival.
El Real Madrid sufre para ganar al Barcelona
Pues efectivamente, eso es lo que le pasó al Barça, que su momento más disperso coincidió con el arreón blanco. Los de Chus Mateo, con un enorme Walter Tavares, acompañado de Mario Hezonja en la anotación, llegaron a poner la máxima en 10 puntos (58-48), pero los culés despertaron a tiempo gracias a la implicación bajo el aro de Willy Hernangómez.
Y en los minutos de más apretura, apareció el Serge Ibaka más defensivo con varios tapones y rebotes salvadores que sostuvieron al Madrid, que protagonizó un toma y daca constante con el Barça en el último cuarto. De jugadas, que no de anotación, porque también se pudo ver la cara más errática de los blancos.
El Clásico llegaba con empate al último minuto (80-80) gracias a un triple de Satoransky que llegó tras un 2+1 de Hezonja. El ida y vuelta seguía y salió favorable para el Madrid. A 11,5 segundos, Jan Vesely disponía de una oportunidad de ponerse a dos puntos del Madrid, pero falló el primero y el segundo obligaba a su equipo a encestar de tres para empatar.
Campazzo acabó desesperando a Anderson, flamante fichaje culé al que expulsaban a escasos 10 segundos del final. El argentino no falló desde la pintura y sentenció al Barça. Luego, Parker, con el que estuvo a punto de empatar a anotación, de no ser por una falta que cometió sobre el base madridista el propio jugador estadounidense del Barcelona.