El Barça ha ganado el segundo partido de la final de la Liga Endesa y ha equilibrado la serie frente al Real Madrid (71-69). El duelo se convirtió en una batalla a muerte en el Palau Blaugrana que siempre transcurrió igualada y que se decidió por la inspiración de Nikola Mirotic (26 puntos) y dos tiros libres finales de Cory Higgins. Los blancos rozaron el triunfo apoyados en un gran Yabusele, pero no pudieron evitar que la final se traslade 1-1 al WiZink Center.
El segundo partido empezó como la extensión natural del primero: el Madrid a tope y el Barça alelado. Un gran mate de Hanga inauguró el 2-12 de salida con el que los blancos amenazaron con volver a romper el tablero. Lo único que anotaron los locales en los primeros cinco minutos fueron dos tiros libres de Higgins. O espabilaban o les aguardaba otro calvario.
Para tranquilidad del Palau Blaugrana, lo hicieron. Sin estridencias, a base de bajar el trasero en defensa e impedir que el Real Madrid corriera con la alegría desbocada del encuentro anterior. Con Sanli recuperado, Davies tuvo descanso y sus minutos fueron de más calidad. El estadounidense sí pudo frenar esta vez a Tavares, que venía de machacarlo sin piedad. Por fuera, los pupilos de Chus Mateo perdían la puntería y firmaban un alarmante 2/16 en triples en la primera mitad.
El encuentro se embarró y los árbitros permitieron cera bien caliente debajo de los dos aros. Con Mirotic y Higgins en el banquillo, el Barça fue ganándole pulgada a pulgada a su rival hasta liderar el marcador por primera vez con una bandeja de Calathes (26-24, min.16). En medio de la trifulca, bailaba con su corpachón Yabusele, inteligente y astuto como pocos, para sujetar a los suyos. Empate al descanso (32-32) y los blancos con Abalde y Llull de vuelta.
Sudor, sangre y Mirotic
El tercer cuarto empezó con Mirotic cogiendo responsabilidad y Deck anotando desde fuera. El argentino como siempre, parece que no hace nada y cuando pones la lupa en los números es de los mejores. Por si le faltaba picante a la final, Calathes y Davis chocaron en la lucha por un rebote. Golpe fratricida que abrió el pómulo del griego e hizo brotar la sangre en su rostros. Los árbitros no detuvieron el juego y Hanga aprovechó para matarla al contraataque. La acción terminó de prender al Palau.
En medio de esos ambientes volcánicos se mueve como nadie Sergio Llull, agua bendita cuando más quemaba la bola. Cinco puntos segundos del balear estiraron levemente al Real Madrid en un duelo donde, como ya se había visto, se sudaba hasta sangre (46-52). El Barça se encomendaba a Mirotic, ya el mejor culé sin discusión, para evitar que los blancos pusieran más tierra de por medio. Una diablura de Laprovittola ponía arriba a los suyos antes del último cuarto (56-54).
El partido había cambiado de rumbo. Sendos triples de Mirotic y Higgins daban la máxima renta al Barça y obligaban al Real Madrid a reaccionar a falta de siete minutos para el final (65-57).. De paso los árbitros se comían un manotazo flagrante de Davies a Causeur y a cambio pitaban técnica a Deck por protestar. Imposible rendir al Madrid de Yabusele. Parcial de 0-8 y otra vez marcador empatado a falta de cinco minutos (65-65).
El cansancio provocado por tamaña batalla hacía acumularse los errores: dos tiros libres errados por Yabusele, otros dos por Davies… Solo Mirotic y Tavares parecía saber la fórmula. Dos canastas del hispano-montenegrino y otras dos del africano para llegar igualados ya al último minuto (69-69). A falta de 27 segundos Higgins no falló desde el tiro libre tras una polémica falta de Tavares. El Madrid maceró la última posesión hasta que el balón llego a manos de Causeur, que falló un triple algo forzado. El rebote se enredó y Rudy no tuvo tiempo para lanzar de nuevo. Final y 1-1. Tercer capítulo, el viernes en la capital española