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El Atlético vuelve a Champions y rompe su mala racha forastera

Gana en Granada con un gol de Morata tras una gran segunda parte

Tras cuatro derrotas consecutivas fuera de casa recupera la cuarta plaza

Simeone tiró de rotaciones, pero tuvieron que entrar los titulares

El Atlético vuelve a Champions y rompe su mala racha forastera ganando en Granada con otro gol de Morata, que presenta su candidatura al pichichi y le da al equipo tres puntos que necesitaba inexcusablemente para no abdicar todavía de su candidatura al título, aunque lo sigue teniendo de color hormiga. Por de pronto, sin embargo, toca aparcar la Liga hasta el domingo y pensar en la finalísima del jueves ante el Sevilla.

Simeone decidió que había llegado el momento de dar alternativas a los menos habituales ante la proximidad del duelo de cuartos de final de Copa  y tiró de rotaciones. Desaparecieron del once Lino, Koke y De Paul y aparecieron Riquelme, Barrios y Saúl con el objetivo de aportar no sólo piernas frescas, sino también de demostrar que merecen más minutos. Riquelme aguantó sólo media parte, Saúl 75 minutos y Barrios 79, pero lo cierto es que al final tuvieron que ser los titulares los que cambiaran tras el descanso el rumbo del partido.

El primer disparo llegó a los diez minutos como consecuencia de la habitual falta de contundencia de Savic, que perdió un balón al borde del área permitiendo a Lucas Boyé ensayar el remate, pero al argentino le faltó puntería. Fue el primer aviso de un Granada muy metido en el partido que tiró muy arriba la presión ante un Atlético que se limitaba a verlas venir y esperar su oportunidad.

Al Granada no le duró demasiado tiempo la gasolina. El dominio inicial nazarí fue periclitando mientras el Atlético percutía sobre la banda derecha aprovechando la doble presencia de Llorente y Nahuel. El argentino penetró con frecuencia, pero le faltó precisión en los centros. En realidad el único disparo rojiblanco entre los tres palos de la primera parte corrió a cargo de Riquelme, pero sin crearle demasiados problemas a Batalla. Poco bagaje para pelear por los tres puntos, que era el objetivo inexcusable con el que el equipo se presentaba a Los Cármenes.

En el otro lado tampoco Oblak pasó por muchas exigencias. Lo más peligroso fue un disparo fuera de Gumbau desde más allá del semicírculo del área. Bryan Zaragoza descorchó su talento con frecuencia, pero se evaporó en el aire porque no pudo conectar con Boyé y al descanso se llegó sin nada especial. Hubo intensidad y ritmo, pero ni una sola oportunidad real.

Consciente de que el equipo había dado muy poco de sí, el Cholo no esperó ni un instante más para mover el banquillo. De Paul y Lino aparecieron tras el descanso y se quedaron en el vestuario Llorente y Riquelme mientras en la banda Memphis y Correa intensificaban su preparación. El Granada, satisfecho con el rumbo que estaba tomando el partido, no tocó absolutamente nada. Lino no tardó nada en dejarse notar. Primero en un pase que resolvió mal Morata, luego en un disparo que obligó a Batalla a meter los brazos. Por primera vez el Atlético llevó peligro real.

La noche empezó por fin a agitarse. Nahuel pidió un penalti ante el que inhibió Martínez Munuera y en el contragolpe el Granada hizo acto de presencia con un disparo desviado de Boyé en la primera aparición doméstica tras el descanso porque el partido había virado definitivamente hacia el costado rojiblanco y era sólo cuestión de tiempo que llegara el gol. A los 54 minutos Griezmann utilizó su pierna menos hábil para regalarle a Morata su decimotercer tanto de la temporada, aunque con suspense porque el VAR tardó una eternidad en validarlo.

A Morata la trigonometría le salió de cara, pero a Saúl las líneas se le volvieron en contra. El ilicitano cabeceó a la red poco después, pero Jaime Latre fue inmisericorde con un jugador que necesita el gol como nadie y que tuvo que resignarse a agachar la cabeza. El presunto 0-2 hubiera dejado resuelto el partido, pero todo siguió igual y el Granada recuperó la fe. A los 77 minutos Witsel sacó bajo palos el empate a uno, con Oblak batido, y en el rechace Gumbau, con toda la portería, disparó fuera.

Viéndole las orejas al lobo, Simeone se protegió con Giménez, mandando al centro del campo a Witsel mientras Medina respondía con todo su arsenal en un intento desesperado de restablecer la igualada que resultó vano porque el Atlético estuvo firme atrás y dejó a cero su portería, algo que fuera de casa no sucedía desde octubre. ¿Ha cambiado la tendencia? Es pronto para saberlo.