Un experto explota contra quienes sirven así la cerveza y podrías ser tú: «No tenéis ni idea»
"Acabas convirtiendo tu cerveza en meado de burra", señala el experto
La cerveza es una de las bebidas más consumidas y apreciadas en todo el mundo, y en España, en particular, forma parte de la cultura y de la vida social. Durante el verano, una práctica que adoptan muchos establecimientos es la de servir la cerveza en jarras congeladas. Este gesto, que a simple vista parece un detalle muy apreciado por los clientes, tiene una legión de fieles defensores que lo asocian con una experiencia más refrescante y placentera. Sin embargo, muchos expertos aseguran que el uso de jarras congeladas puede arruinar por completo las propiedades de la cerveza, afectando tanto a su sabor como a su textura, aroma y carbonatación.
Para quienes entienden la cerveza como un producto complejo y lleno de matices, servirla en una jarra helada es, en palabras de algunos, poco menos que un sacrilegio. Uno de los principales críticos de esta práctica es el usuario de TikTok @Cervecero_Miguel, un apasionado cervecero que ha ganado gran popularidad en redes sociales por sus análisis y consejos sobre el mundo de la cerveza. En uno de sus videos más virales, explica con humor e ironía los motivos por los que esta costumbre tan extendida puede arruinar la experiencia cervecera.
Inconvenientes de servir la cerveza en una jarra helada
@cervecero_miguel STOP JARRAS HELADAS! #cerveceromiguel #cerveza #jarracerveza ♬ sonido original – Cervecero Miguel
La primera razón que menciona el experto tiene que ver con la aparición de agua dentro de la cerveza. Este problema ocurre cuando las jarras se meten al congelador justo después de lavarlas, algo muy habitual en bares y restaurantes que buscan que el vaso esté extremadamente frío. El agua residual que queda en la superficie del vaso se congela y, cuando la cerveza entra en contacto con esa superficie helada, el hielo se derrite de inmediato, haciendo que el líquido pierda calidad y se diluya.
En palabras del propio Miguel, «acabas convirtiendo tu cerveza en meado de burra», una frase que utiliza con humor para referirse a una cerveza aguada y sin cuerpo.La dilución no sólo afecta el sabor, haciéndolo menos intenso y menos puro, sino también la textura. La cerveza pierde parte de su densidad original y se convierte en una bebida mucho menos apetecible.
El segundo argumento que presenta el experto es quizá el más relevante: el frío de la jarra congelada afecta las propiedades esenciales de la cerveza. Esto incluye el aroma, la textura y, por supuesto, el sabor. La cerveza es una bebida compleja, con una elaboración que puede llevar semanas o incluso meses en función del estilo. Cada tipo de cerveza tiene sus propios matices y características, que dependen de ingredientes como la malta, el lúpulo, la levadura y el agua. Sin embargo, cuando la cerveza se sirve en un vaso demasiado frío, todos estos matices quedan enmascarados o incluso anulados.
Esto ocurre porque el frío extremo adormece las papilas gustativas y hace que el paladar sea incapaz de percibir la gama de sabores que la cerveza ofrece. Las notas dulces de la malta, los toques amargos del lúpulo o los aromas afrutados de algunas cervezas quedan prácticamente ocultos cuando la bebida se enfría en exceso. En lugar de disfrutar de una experiencia rica y equilibrada, el consumidor percibe un sabor plano, menos intenso y, en muchos casos, insípido.
Finalmente, el tercer argumento del experto tiene que ver con la carbonatación, el proceso mediante el cual el dióxido de carbono se disuelve en la cerveza, creando las burbujas y la espuma que todos asociamos con esta bebida. Cuando la cerveza se sirve en una jarra congelada, el frío extremo provoca una reacción inmediata que genera demasiada espuma en el vaso. A simple vista, esto puede parecer algo positivo, ya que a muchas personas les gusta ver una buena cantidad de espuma en su cerveza.
Sin embargo, esta espuma excesiva tiene un efecto negativo: hace que la cerveza pierda carbonatación rápidamente. La carbonatación no sólo influye en la textura y el cuerpo de la cerveza, sino también en su sabor y en su frescura. Una cerveza sin la cantidad adecuada de burbujas resulta plana, pesada y mucho menos agradable.
¿Cómo servir una buena cerveza?
Los expertos coinciden en que la temperatura es uno de los factores más importantes para apreciar las cualidades de la bebida. Cada estilo de cerveza tiene una temperatura ideal de consumo que permite resaltar sus sabores, aromas y texturas.
Por ejemplo, las cervezas ligeras, como las lager o las pilsner, se disfrutan mejor entre cuatro y siete grados. Mientras, las cervezas más complejas, como las ale, las stout o las porter, se deben servir a temperaturas más altas, entre ocho y doce grados.
Además, es importante utilizar el vaso adecuado para cada estilo, ya que la forma del recipiente también influye en la experiencia. Un vaso limpio, sin residuos de jabón ni de agua, permite que la cerveza conserve su carbonatación y su espuma natural.
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