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Los mejores experimentos con luz y color para los niños

Acercar la ciencia a los más pequeños de la casa siempre puede ser una tarea difícil. Por suerte, existen muchos experimentos para niños donde la luz y el color son protagonistas y con los que conseguiremos que los pequeños se diviertan aprendiendo, además de sorprenderse.

El interés por aprender no puede desaparecer en los niños, a pesar de que nos movemos en un mundo donde la tecnología, los videojuegos o la televisión, copan el mayor interés para los más pequeños, y debemos hacer que se entusiasmen con otras cosa como la ciencia o los experimentos manuales.

La cuchara que encoge

Para prepara este experimento para niños solo tenemos que disponer de un recipiente de plástico grande, una cuchara y agua. Para comenzar llenamos el recipiente con el agua hasta que llegue al tope. Lo ideal es que este recipiente tenga una capacidad de un litro aproximadamente.

Una vez tengamos lleno el recipiente, sumergimos la cuchara hasta la mitad de agua. El efecto que produce es que la cuchara para que se encoge que se hace muy pequeña. Esto se debe a refracción de la luz en el agua, al pasar por el agua, los rayos de luz se doblan hasta nuestros ojos, por lo que se produce este particular efecto.

Disco de Newton

Inventado por el mismo Isaac Newton, este disco redondo debe estar pintado por sectores con los colores fundamentales: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.

Lo podemos hacer en un cartón viejo que debemos cortar en forma de círculo. Para esto puede ayudarnos de guía un CD viejo que tengamos. Una vez cortado, lo dividiremos en siete sectores donde pintaremos cada uno de un color.

Una vez así, lo giramos con fuerza y el niño descubrirá que al girar el círculo con velocidad el color resultante es el blanco. Gracias a la gama de colores utilizada, la del arco iris, cuando el ojo humano os ve a gran velocidad acaba por ver el color blanco, fruto de todos ellos.

Luces proyectadas

Se trata de un experimento para niños muy sencillo. Tan solo necesitamos unos cuantos botes vacíos de cristal que los llenaremos de agua hasta un poco más de la mitad.

Después, con colorante alimenticio, en cada bote utilizaremos un color diferente, vertiendo en cantidades proporcionales para que el color coja forma en el agua.

Por último, apagaremos la luz y cogeremos una linterna. Cuando proyectemos la luz hacia un bote, el color del que se ha pintado se proyectará en el suelo, creando un efecto óptico muy significativo para los niños.