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Alimentación y Medio Ambiente

Te desvelamos qué leche contamina menos

Las bebidas vegetales, consideradas leches, parecen ser las que menos impacto tienen para el medio ambiente debido a su cultivo y elaboración.

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Muchas de las nuevas tendencias alimenticias no tienen que ver sólo con las convicciones personales de cada uno respecto del consumo de derivados de los animales, sino también con qué clase de explotación del suelo, y por ende del planeta, se lleva a cabo para su producción masiva. Vamos a ver qué leche contamina menos.

Así, asistimos a la proliferación en el mercado de algunos artículos que buscan sustituir la leche de toda la vida, con variantes elaboradas a partir de plantas y frutos, y ya no obteniendo esta bebida esencial de vacas, cabras, ovejas, etc., como ha sido tradición durante décadas.

Planteada esta realidad, es el momento de preguntarnos entonces qué leche contamina menos, considerando que probablemente ya todos tenemos claro cuál es la que más contamina, y esa es la leche animal.

Diversos tipos de leche

A la hora de ir a comprar leche al supermercado, podemos encontrar muchos tipos distintos, pero ya no es solo cuestión de elegir una leche de vaca desnatada o entera, o de elegir una leche elaborada a partir de ingredientes vegetales, sino que también es cuestión de elegir aquella que tenga un menor impacto para el medio ambiente.

De hecho, cualquiera con ese origen contamina varias veces más que las leches vegetales, pero eso no quiere decir que todas las leches vegetales sean igual de beneficiosas para la Tierra, ya que hay diferencias sustanciales entre ellas.

La que contamina más

De entre todas las leches, parece que aquellas que afectarían más al medio ambiente son precisamente las únicas que pueden  considerarse leche como tal. De hecho, un estudio de 2018 estima que los productos lácteos animales son aproximadamente tres veces más intensivos en emisiones de gases de efecto invernadero que los vegetales.

Así que se debe hacer una distinción importante de inmediato: la leche de origen animal tiene obviamente un mayor potencial de calentamiento global que la leche vegetal.

Además, los productos lácteos animales generalmente requieren nueve veces más tierra que cualquier alternativa a base de plantas. Cada litro de leche de vaca utiliza 8,9 metros cuadrados de tierra por año, en comparación con los 0,8 que se utilizan para la leche o bebida avena, los 0,7 de la bebida de soja, los 0,5 para la bebida de almendras y los 0,3 de la leche de arroz. Sin embargo, deben hacerse distinciones, especialmente con respecto al consumo de agua.

La leche que contamina menos

Como cualquier cultivo que se realiza para responder a la constante demanda de un planeta cada vez más poblado, aquellos de los cuáles se obtiene leche puede acabar siendo perjudiciales si no se los controla, como está pasando.

Por ejemplo, la leche de coco tiene como desventaja que sólo puede producirse en pocas parcelas tropicales de todo el planeta, por lo que esas zonas se están sobreexplotando para poder conseguirla. Lograr cantidades de leche de coco aptas para el comercio supone que se dejen de lado cuidados específicos de las únicas regiones donde crecen los cocoteros.

Las almendras, por su lado, no tienen un impacto negativo sobre el suelo, pero sí requieren ingentes dosis de agua para mantenerse con vida, y forzar al máximo la capacidad de las abejas para crear especies de almendras más grandes, lo que ha llevado últimamente a extraordinarias matanzas de este insecto.

Tenemos opciones sin puntos débiles, como la leche de arroz o la leche de avellanas. La primera no contiene grandes aportes nutricionales, pero es muy barata y fácil de producir; mientras que la segunda está menos extendida que la almendra, pero es más sostenible.

Leche de cáñamo

La leche de cáñamo ofrece un punto de inflexión: sus semillas se procesan para obtener aceite y leche, pero la planta en sí es muy versátil y todas sus partes se pueden utilizar como material de construcción, fibras textiles, pulpa y papel o plástico para base de cáñamo. Sus raíces crecen profundamente, lo que mejora la estructura del suelo y reduce la presencia de hongos. También es resistente a las enfermedades, lo que a su vez reduce la necesidad de herbicidas y pesticidas. El cáñamo requiere más agua que la soja, pero menos que las almendras y otros tipos de leche.

Leche de soja, la virtual ganadora

Respondiendo a la pregunta original de este artículo, podríamos decir que la leche de soja es, por ahora, la leche que menos contamina. Más allá de que este cultivo es clave para la alimentación de los mismos animales que nos proveen de las leches convencionales, y eso la vuelve muy solicitada y no tan económica, es la que mejor se lleva con el consumidor consciente por estos días.

Además, el negocio de la soja sostenible es uno de los de mayor crecimiento, y ofrece a quien compra este tipo de lácteos y sus derivados, información sobre la cadena de producción. Gracias a ello, es posible saber más sobre qué tan cuidadosos son con el medio ambiente.