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El alucinante pueblo de España en el que sólo vive una persona

Lo que parece una pesadilla o un sueño, ser el único habitante de un pueblo en el que sólo vive una persona es una realidad en España.

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El alucinante pueblo de España en el que sólo vive una persona
El alucinante pueblo de España en el que sólo vive una persona
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Lo que parece una pesadilla o un sueño, ser el único habitante de un pueblo en el que sólo vive una persona es una realidad en España. La España vaciada vuelve a ser noticia por todo lo contrario. Hace unos años, vivir en un pueblo era cerrarse a las oportunidades de la ciudad, con el teletrabajo, representa una forma de vivir mejor pagando menos y disfrutando de la naturaleza. Vivir sólo en un pueblo debe tener sus ventajas e inconvenientes, pero es una situación que se produce en un lugar de España.

España tiene un pueblo en el que sólo vive una persona

Los pueblos se han estado vaciando durante años, perdieron población y llegando a quedarse casi en nada. Sólo con gente mayor o esperando el momento en el que los hijos o nietos vuelvan. En España hay pueblos pequeños, pero hay uno que se lleva la palma, tiene empadronado a sólo un habitante.

Montes de la Ermita es un pueblo de la comarca de El Bierzo que lleva deshabitado desde 1981. El único habitante de este pueblo se dirigió al Ayuntamiento de Igüeña para solicitarle el padrón en la otra localidad y se la denegaron. A partir de aquí empezó una batalla legal que ha acabado con final feliz y siendo noticia en todo el país.

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha reconocido a este hombre como habitante de Montes de la Ermita. Tal como figura en la sentencia de este organismo: “a los efectos de la inicial inscripción, basta con que quien lo solicite manifieste su voluntad de residir allí, ya que posteriormente el Ayuntamiento dispone de herramientas para comprobar si la residencia es o no efectiva, algo que no hizo en este caso”.

Esta negativa llegó al no disponer de las infraestructuras necesarias para permitir un núcleo de población. Al comprobar que hay la posibilidad de poder vivir, con unos servicios mínimos se ha podido hacer el empadronamiento. Quizás esta primera casa sea la primera de muchas que llegarán de nuevo a dar vida a estos pueblos.

La llegada de personas en busca de tranquilidad que con la conexión a Internet por satélite y los servicios como la luz en placas solares o las cisternas y pozos, puede permitir vivir en casi cualquier rincón cómodamente. Faltará ver si es el primer habitante de muchos o se quede en solitario disfrutando de todo un pueblo.

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