Lana del Rey seduce a Vistalegre con el concierto que todos sus seguidores ansiaban
La estadounidense Lana del Rey visitó la capital, tras cinco años de ausencia, en un multitudinario concierto en el Palacio de Vistalegre, y con todas las entradas vendidas desde hace meses. La novia de América ofreció un singular y, a su vez, excepcional espectáculo en Madrid con el que cerró su gira ‘LA to the Moon’.
Seducción, euforia y melancolía formaron parte de las pasiones que levantó la artista ante 10.000 personas. La cita madrileña tenía un doble atractivo: ser la última parada de Lana, antes de un merecido descanso, y que han sido realmente pocas las fechas programas en Europa, dejando a Francia sin visita de del Rey. Tras la actuación de Cat Power, de quien Lana ha dicho que es «su mayor inspiración femenina», el público tuvo que esperar casi hora y media para escuchar a Lana del Rey. Pero, ¿qué es hora y media cuando hace cinco años de la última visita de Lana a Madrid?
Lana del Rey se coronó reina de Vistalegre
Lana del Rey pisó el escenario vestida con su más amplia sonrisa y un sencillo vestido blanco. Vistalegre ya estaba a rebosar y el público le perdono la espera con la primera nota de ’13 Beaches’. La energía melódica de esta canción y la impresionante puesta en escena, sumado a la potente instrumentación, se contagió inmediatamente entre los espectadores.
Lana dedicó la primera parte de su concierto a su último álbum, ‘Lust for Life’, con el que intenta salir del pesimismo que refleja en sus anteriores trabajos. Con la primera canción se descubrían todas las cartas de esta gira ‘LA to the Moon’. Unas pantallas tras el escenario proyectaban a una Lana gigantesca en tiempo real, en un juego de luces blancas y negras, elegantes y sensuales. El concierto no había hecho más que empezar y todos los presentes ya estaban entregados a los pies de Lana.
Con un ritmo pausado pero sin atenuar la intensidad, prosiguió con las canciones ‘Cherry’ y ‘Pretty When You Cry’, bajando el tempo y jugando con la elegante tecnología audiovisual del espectáculo, que le permitió tumbarse y reflejarse en las imágenes vintage creadas sobre el escenario. Todo un despliegue visual acorde a la esencia de Lana del Rey.
Era la reina de la noche, podía hacer lo que quería. Y así lo hizo. Lana interpretó ‘White Mustang’ tumbada encima de un piano, se subió en un columpió gigante, se contoneo encima del escenario y fumó mientras tocaba la guitarra. Aunque su mayor logro fue ser inmune a la terrible acústica de Vistalegre.
La norteamericana no solo rompió, por unas horas, la fama del recinto, sino que disfrutó del concierto como el broche de oro que era: «Elegimos Madrid como cierre de gira por la energía especial que sentimos con vosotros» dijo una Lana visiblemente agradecida ante las constantes muestras de gratitud que recibió.
Como era de esperar, no faltaron los grandes himnos de Lana del Rey. Los grandes éxitos que le catapultaron a lo más alto. La canción ‘Born to Die’, su exitosa carta de presentación, fue la primera en hacer acto de presencia. En cola le siguió otro de sus himnos: ‘Blue Jeans’. Para volver a la canción que da título a su último álbum, ‘Lust for life’, que encendió Vistalegre con el glamour del Hollywood de los 80 y las primeras coreografías de Lana. ‘Black Beauty’, otra sensual melodía no tan conocida de la artista, y la casi oscarizada ‘Young and Beautiful’ también sonaron.
El punto de inflexión llegó con Lana columpiándose y preguntando: «¿Queréis jugar a videojuegos?», era el turno de ‘Videogames’ y ‘Sumertime Sadness’. El público estaba extasiado. Y Lana no podía sentirse más a gusto sobre el escenario. Tanto que, tras interpretar ‘National Anthem’, se encendió lo que muchos hubieran dicho que era un cigarrillo de marihuana. Aunque realmente nadie vio nada. Todo pudo ser una ilusión más de la magia que despliega esta diva del pop sobre el escenario. Una maravillosa y embriagadora simbiosis entre el glamour de Marilyn Monroe o Grace Kelly y el carisma de Janis Joplin.
Lana no dejó de transmitir ese sentimiento de despedida alegre de una gira que le ha traído tantísimos éxitos. Por eso decidió regalar, en exclusiva a los madrileños, un momento «blue» (apagado o melancólico) agarrando una guitarra e interpretando dos canciones que no han estado en el repertorio de la gira. Un momento que quedará para el recuerdo de los que lo disfrutaron.
Lana del Rey lo pasó bien en Madrid. Algo que se hizo evidente cuando dedicó más de 10 minutos a interactuar con las primeras filas de la pista. Selfies, autógrafos, regalos, abrazos…Prácticamente no se dejo a nadie antes de despedir Vistalegre con una gran puesta en escena de ‘Off To The Races’. Lana terminó su gira por Europa coronada como reina de Vistalegre.
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